Las traducciones alquímicas de Isaac Newton y los textos esotéricos#

La faceta menos conocida de la vida erudita de Isaac Newton estuvo inmersa en la alquimia y la sabiduría arcana. Más allá de sus célebres obras científicas, Newton transcribió, tradujo y anotó extensamente numerosos textos alquímicos y esotéricos en busca de los antiguos secretos de la naturaleza. En estos documentos –que van desde tratados alquímicos medievales hasta escritos herméticos renacentistas– Newton buscó la prisca sapientia, la sabiduría primordial que creía que Dios había confiado a antiguos como Hermes Trismegisto, Salomón y los alquimistas. A continuación examinamos cada texto conocido con el que Newton se involucró, esbozando el contexto y los temas de la obra original, la motivación de Newton para estudiarla o traducirla, una mirada a su comentario y marginalia (a menudo de su propio puño y letra), y las percepciones académicas sobre cuán fielmente (o no) Newton vertió e interpretó estas fuentes. A lo largo del análisis emerge un patrón claro: Newton abordó estos textos ocultos con el mismo rigor que aplicó a la física: colacionando manuscritos, corrigiendo errores mediante la interreferencia y filtrando la alegoría a través de su propio lente experimental y teológico.

La Tabla Esmeralda de Hermes Trismegisto (Tabula Smaragdina)#

Contexto y temas: La Tabla Esmeralda es un legendario texto hermético atribuido a Hermes Trismegisto. Obra breve y críptica, proclama la verdad fundamental: «Lo que está abajo es como lo que está arriba», un dictum de correspondencia macrocosmos-microcosmos que se volvió fundacional en la alquimia y el esoterismo occidental. Probablemente de origen helenístico (con versiones árabes anteriores), la Tabla encubre la creación cósmica y el opus alquímico en simbolismo metafísico: la unidad de los opuestos, el descenso y ascenso de una «cosa única» que contiene «las tres partes de la filosofía de todo el mundo». En la tradición alquímica, la Tabla Esmeralda fue venerada como una receta concisa para el Magnum Opus, aunque en términos velados de sol y luna, viento y tierra, y el misterioso agente que es «padre de toda perfección».

Motivación de Newton: Convencido siempre de que los sabios antiguos codificaron leyes divinas de la naturaleza en lenguaje mítico (prisca sapientia), Newton consideró la Tabla Esmeralda como una clave tanto para la transmutación alquímica como para el diseño oculto de Dios. Para la época de Newton el texto había sido comentado repetidamente por alquimistas, y Newton creía que contenía la sabiduría sagrada de las leyes universales de la naturaleza. Newton obtuvo versiones latinas y posiblemente francesas de la Tabla y se propuso traducirla e interpretarla por sí mismo, probablemente en la década de 1680, cuando sus estudios alquímicos estaban en pleno apogeo. Traducir las palabras de Hermes ofrecía a Newton una forma de «actualizar» el conocimiento antiguo y reconciliarlo con sus propias teorías nacientes sobre la materia y la gravitación. En sus notas, Newton vinculó explícitamente la sabiduría hermética con su propia visión unificada de la naturaleza, escribiendo que la «cosa única» de Hermes y las «tres partes de la filosofía» insinuaban la unidad de las fuerzas en los reinos mineral, vegetal y animal.

Comentario de Newton y citas clave: El manuscrito de Newton sobre la Tabla Esmeralda (Keynes MS. 28) contiene una traducción al inglés, el original latino y el commentarium o comentario latino de Newton. Su traducción inglesa comienza: «Tis true without lying, certain & most true» y continúa reflejando de cerca el texto latino tradicional. Sin embargo, las verdaderas percepciones de Newton provienen de su comentario. Por ejemplo, sobre la frase de Hermes «tres partes de la filosofía de todo el mundo», Newton señala que «a causa de este arte Mercurius es llamado tres veces grandísimo, teniendo tres partes de la filosofía de todo el mundo, puesto que significa el Mercurio de los filósofos… y tiene dominio en el reino mineral, el reino vegetal y el reino animal». Aquí Newton identifica el Mercurio secreto de Hermes como el espíritu universal activo en todos los reinos de la naturaleza. En otro glosa, Newton interpreta el célebre axioma «lo que está abajo es como lo que está arriba» en términos claramente alquímicos: «Lo inferior y lo superior, lo fijo y lo volátil, el azufre y el azogue tienen una naturaleza similar y son una sola cosa… Pues difieren solo por el grado de digestión y madurez. El azufre es azogue maduro, y el azogue es azufre inmaduro». Tales líneas muestran a Newton transmutando la cosmología hermética en el lenguaje de azufre y mercurio, los dos principios alquímicos primarios, decodificando efectivamente la imaginería espiritual en una teoría protoquímica de la transformación de la materia.

Fidelidad y elecciones interpretativas: El análisis moderno considera la traducción de Newton de la Tabla Esmeralda en gran medida fiel a las versiones latinas conocidas, pero sus elecciones interpretativas revelan su propia agenda. La historiadora Betty Jo Dobbs, quien transcribió los papeles de Newton sobre la Tabla Esmeralda, señala que Newton primero copió un texto latino (probablemente del Theatrum Chemicum o de la Bibliothèque des Philosophes francesa) y posteriormente produjo su traducción inglesa a partir de una fuente francesa, ajustando el fraseo para alinearlo con su comprensión. La versión inglesa de Newton es precisa, aunque influida por la traducción francesa que consultó (que pudo haber matizado ligeramente ciertos términos). Es en el comentario donde las glosas interpretativas de Newton se vuelven evidentes. Por ejemplo, los alquimistas anteriores a menudo leían la «Cosa Única» de la Tabla en términos místicos o teológicos; Newton insiste en que significa concretamente el Mercurio filosófico, el espíritu metálico líquido, orientando así el texto hacia su marco físico-alquímico. Se trata de un replanteamiento sutil: Newton no estaba distorsionando el texto tanto como eligiendo una de las corrientes del comentario hermético (la interpretación más orientada al laboratorio) por encima de las puramente místicas. En general, los estudiosos consideran que el enfoque de Newton aquí es característico: es reverentemente fiel a la redacción del texto (incluso preservando su estilo críptico en la traducción), pero no duda en elucidarlo trazando paralelos con otras fuentes y con sus propias teorías. Cabe destacar que Dobbs concluyó que Newton compuso partes del comentario poco después de copiar el latín (a inicios de la década de 1680), y luego añadió la traducción inglesa y anotaciones adicionales un poco más tarde, lo que sugiere un compromiso en evolución. El resultado es un documento estratificado en el que vemos a Newton lingüista, químico y teólogo trabajando simultáneamente. Trató las palabras de Hermes como un acertijo por resolver y, al resolverlo, mezcló sutilmente la metafísica hermética con sus concepciones emergentes de fuerzas universales.

Exposición de las Figuras Jeroglíficas de Nicolas Flamel#

Contexto y temas: Nicolas Flamel (c.1330–1418) es un nombre legendario en la alquimia, a menudo reputado (probablemente de forma apócrifa) por haber descubierto la Piedra Filosofal. La Exposición de las Figuras Jeroglíficas atribuida a Flamel es una alegoría alquímica por excelencia. Pretende explicar los símbolos misteriosos que Flamel había pintado en un arco del Cementerio de los Inocentes en París, los cuales codificaban a su vez las etapas de la Gran Obra. El texto (impreso por primera vez en francés en el siglo XVII) narra el supuesto desciframiento por Flamel de un manuscrito mágico de «Abraham el Judío» y describe imágenes simbólicas –sol y luna, dragones y leones– que representan procesos de disolución, conjunción y transmutación. Su tema central es la purificación gradual de la materia hasta el elixir, contada a través de figuras emblemáticas. Es dudoso que Flamel lo haya realmente escrito, pero la obra se convirtió en un punto de referencia del acervo alquímico, rica en imaginería pero escasa en instrucciones claras.

Motivación de Newton: Newton se sintió fascinado por la historia de Flamel y la imaginería de las Figuras Jeroglíficas porque ejemplificaban cómo las verdades alquímicas se ocultaban en el símbolo. Como devoto estudioso de la historia de la alquimia, Newton probablemente vio a Flamel como parte del linaje de adeptos que preservaban la sabiduría antigua. Para la época de Newton existía una traducción inglesa (1624), y Newton llegó al extremo de copiar a mano grandes porciones de ella para su propio estudio. En un legajo conservado (hoy en la Biblioteca Nacional de Israel), Newton incluso esbozó las figuras simbólicas de Flamel y describió sus funciones alquímicas en un texto adjunto. Sus encabezados marginales y notas muestran que Newton trató los emblemas de Flamel como una receta codificada, algo que debía descifrarse minuciosamente y compararse con otras fuentes. También sabemos que Newton recibió el «libro de Flamel» de su amigo y colega alquimista Ezechiel Foxcroft hacia mediados de la década de 1670. El momento sugiere que Newton, en los inicios de sus investigaciones alquímicas, buscó en Flamel una guía práctica hacia la Piedra Filosofal, inspirado por la leyenda de que Flamel logró la transmutación.

Compromiso de Newton y comentario: Los papeles conservados de Newton incluyen un manuscrito de 61 páginas que es una transcripción casi completa de The Book of Nicolas Flamel…Explication of the Hieroglyphical Figures. Copiar a mano un texto de esta extensión no fue una empresa casual; indica un compromiso profundo de Newton. En algunas páginas Newton dibujó las figuras jeroglíficas propiamente dichas (como la representación de una figura femenina devorando a un león, que simboliza una etapa crucial de la obra) y escribió notas explicativas debajo de ellas. Por ejemplo, Newton subtitula un emblema: «She is now like a Lion devouring all metallic nature and turning it to pure gold…», una línea vívida que parece ser el resumen de Newton de una etapa alegórica en la que el león verde (símbolo común del ácido vitriólico o del mercurio en bruto) «devora» los metales para producir oro. Las notas de Newton sobre Flamel son menos un comentario discursivo y más una anotación expositiva: a menudo subrayaba pasajes y anotaba sinónimos o identidades químicas. Por ejemplo, junto a las referencias al «hombre rojo» y la «mujer blanca» (código alquímico para el azufre y el mercurio o las etapas roja y blanca), Newton podía anotar «☉ (oro) y ☾ (plata)» para fijar su significado. En efecto, Newton estaba traduciendo la alegoría poética de Flamel a un lenguaje de químico práctico.

Exactitud y giro interpretativo de Newton: Puesto que Newton trabajaba a partir de una traducción inglesa existente (Londres 1624), la fidelidad textual de su copia de Flamel es alta: reprodujo el texto casi al pie de la letra en sus notas. Los estudiosos han comparado la transcripción de Newton con la edición impresa y la han hallado esencialmente exacta. Newton no alteró arbitrariamente la prosa florida de Flamel. Donde Newton se aparta es en la capa interpretativa que añade. Al esbozar y etiquetar los jeroglíficos de Flamel, Newton introduce claridad donde el original era deliberadamente oscuro. Por ejemplo, Flamel describe una estrella de siete puntas con inscripciones crípticas; Newton dibuja esta estrella y etiqueta cada punta con metales planetarios conocidos. Al hacerlo, Newton fue bastante fiel a la intención de Flamel (cada punta correspondía efectivamente a un metal/planeta), pero desmitificó el símbolo en su copia privada, una «glosa» necesaria para su propia comprensión. Los expertos modernos señalan que las anotaciones de Newton revelan un patrón constante: busca una correspondencia uno a uno entre símbolo y sustancia o proceso. Mientras que el texto original de Flamel se recrea en la ambigüedad mística («el Dragón y el León abrazándose en el baño de mercurio…», etc.), Newton quiere un significado concreto para cada elemento. No hay evidencia de que Newton haya mal traducido a Flamel; más bien, actuó como exegeta, esforzándose por reencuadrar una alegoría medieval en términos experimentales del siglo XVII. En este sentido Newton se mantuvo «fiel»: claramente respetaba la autoridad de Flamel, pero también racionalizó la exposición. Es notable que Newton cotejó las etapas de Flamel con otros autores: en sus notas sobre Flamel a veces insertó referencias como «véase Sendivogius sobre el nitro» o comparó los cambios de color de Flamel con los de las obras de George Ripley. Este hábito comparativo ayudó a Newton a verificar que la «receta jeroglífica» de Flamel se alineaba con el consenso alquímico más amplio. En resumen, el manejo que Newton hizo de Flamel fue metódico y sincero: preservó la redacción y la imaginería del texto mientras desentrañaba sus capas, creando efectivamente una guía de estudio de uno de los tratados más enigmáticos de la alquimia.

El Libro Secreto de Artephius y la Epístola de Pontanus (Tratados sobre la Piedra Filosofal)#

Contexto y temas: Junto con Flamel, Newton transcribió otros dos textos encuadernados en el mismo compendio alquímico de 1624: el Libro Secreto de Artephius y La Epístola de Juan Pontanus. Eran tratados medievales clásicos sobre la Piedra Filosofal. Artephius (o Artefius) fue un pseudoalquimista del siglo XII al que se atribuía haber vivido mil años gracias a la alquimia. El Libro Secreto de Artephius es una obra concisa que explica los pasos teóricos y prácticos para hacer la Piedra, cargada de la imaginería alquímica típica (águilas, baños, muertes y resurrecciones de la Materia) y de una certeza casi mística del éxito. Pontanus (Juan Pontanus fue una figura del siglo XV) escribió un discurso epistolar «que da testimonio del libro de Artephius», en esencia un aval y comentario sobre Artephius que mezcla teoría con instrucciones «prácticas». Ambos textos enfatizan que el Magnum Opus se logra mediante un régimen de cocción y putrefacción, uniendo un principio masculino y femenino en el elixir. Mezclan un tono espiritual («bendito sea Dios que enseña nuestro Arte») con indicaciones de laboratorio bastante directas (disolver, destilar, etc.), situándose a medio camino entre la alegoría y la receta.

Motivación de Newton: La atracción de Newton por estos textos era directa: pretendían revelar tanto la teoría como la práctica de la Piedra Filosofal. Como señala el catálogo del Newton Project, Newton obtuvo una traducción inglesa (Londres 1624) que contenía a Flamel, Artephius y Pontanus encuadernados juntos. Probablemente la adquirió o la tomó prestada hacia la década de 1670, cuando comenzaba sus experimentos alquímicos prácticos. Newton se propuso extraer cualquier indicio práctico –proporciones, duraciones, materiales– oculto en los escritos de Artephius y Pontanus. Los tratados también ofrecían una validación filosófica: Artephius presumía de éxito y longevidad, lo que debió intrigar la propia esperanza de Newton de desentrañar los secretos de la naturaleza. Es significativo que Newton fuera más allá de la simple lectura: extrajo y tradujo parcialmente estas obras, lo que muestra que quería un dominio activo de su contenido. En su manuscrito Keynes 14, Newton copia pasajes significativos de Artephius y Pontanus, creando esencialmente un compendio de sus instrucciones más cruciales. Su implicación se evidencia además en su mirada crítica: Newton advirtió discrepancias entre la versión inglesa de 1624 y otras fuentes latinas de estos textos, lo que lo llevó a reconciliarlas. Esto indica que la motivación de Newton no era solo aprender la receta, sino asegurarse de tener la versión más exacta de la misma.

Compromiso de Newton y notas: En el Libro Secreto de Artephius, los extractos de Newton se centran en el proceso paso a paso: registra, por ejemplo, la descripción de Artephius de la Materia «putrefactándose durante 40 días» y los cambios de color («negro, luego blanco, luego rojo») que señalan el progreso. Newton subraya afirmaciones como «Nuestra Piedra se hace de una sola cosa… que contiene cuerpo, alma y espíritu», trazando paralelos con la unidad triádica de la Tabla Esmeralda. Vemos a Newton anotando sinónimos latinos en los márgenes: por ejemplo, junto a «nuestro vinagre» Newton podría escribir acetum, insinuando que sabía que el «fuego secreto» de Artephius era un ácido fuerte. En la Epístola de Pontanus, Newton prestó especial atención a cualquier «truco» práctico: Pontanus ofrece indicios sobre el régimen del horno y las proporciones de los ingredientes. Newton los copió con diligencia, pero lo revelador es que se apartó del texto inglés en algunos pasajes, aparentemente para corregirlo. Los estudiosos modernos han detectado que, en el manuscrito de Newton, algunas líneas de Pontanus no coinciden con la traducción impresa de 1624, sino que se alinean con una edición latina del Theatrum Chemicum (vol. VI, 1659–61). Por ejemplo, donde la edición inglesa podía decir «cook the Mercury with his heat for seven months», la copia de Newton refleja exactamente el latín «coctio septem mensium», lo que sugiere que cotejó y ajustó la redacción. Newton incluso añadió una nota en sus «several notes & different readings» en la que indicaba que reunió lecturas variantes de un manuscrito a través de «Mr. F.» (Foxcroft). Una de las anotaciones de Newton en el material de Pontanus comenta un término: el «sulphur of the Red Sea» inglés parecía oscuro, así que Newton escribió a lápiz encima «vitriol?», mostrando que conjeturaba que un término poético significaba el ácido vitriólico común. En efecto, las anotaciones de Newton demuestran una mentalidad investigadora: no traducía pasivamente; interpretaba, comparaba y formulaba hipótesis activamente para hacer que estas instrucciones fueran aplicables en el laboratorio.

Fidelidad y refinamientos de Newton: El manejo que Newton hizo de Artephius y Pontanus se caracterizó por una atención textual y una enmienda analítica. En gran medida mantuvo intacta la estructura y el contenido (estos extractos son reconocibles como procedentes del libro de 1624), pero cuando se «apartó» de la fuente, fue por lo general para mejorar la exactitud consultando otra edición. Betty J.T. Dobbs observó que la copia de Pontanus de Newton incluye casos en los que corrige la traducción de 1624 a la luz de un original latino, lo que evidencia su deseo de fidelidad. Esto significa que Newton era consciente de que las traducciones pueden introducir errores y no dudaba en corregirlos, una práctica acorde con su rigor erudito general. En el plano interpretativo, las propias notas de Newton pueden verse como glosas que a veces simplifican o aclaran el sentido del texto. Por ejemplo, Artephius utiliza la alegoría de un águila que devora a un león; Newton garabatea en latín «solve et coagula» (disuelve y coagula), reformulando la imagen como un proceso. Tales glosas pueden simplificar en exceso la rica alegoría, pero eran la forma de Newton de hacer el texto operativo. Los estudiosos modernos suelen aplaudir el intento de Newton de acercarse lo más posible al Artephius y Pontanus «auténticos»: su uso del latín del Theatrum Chemicum da fe de ello. Al mismo tiempo, señalan que el temperamento científico de Newton lo llevó a sistematizar las instrucciones a veces caóticas. Donde Artephius podía velar intencionalmente un paso, Newton intenta precisarlo (por ejemplo, decidiendo que el enigmático «fuego de estiércol de caballo» de Artephius significa simplemente un calor suave de baño maría). En resumen, las traducciones/extractos de Newton aquí son fieles en el plano lingüístico, pero introduce coherencia y claridad mediante la comparación erudita y la anotación práctica. El patrón notable es el esfuerzo de Newton por sintetizar: fusiona múltiples versiones en un conjunto coherente de instrucciones, produciendo efectivamente lo que podríamos llamar una «edición crítica» de Artephius/Pontanus para su uso personal. Al hacerlo, hizo propios estos textos esotéricos, salvando las brechas entre su cosmovisión medieval y su perspectiva experimental del siglo XVII.

Poesía alquímica inglesa del Theatrum Chemicum Britannicum (las Blossoms de Bloomfield y los versos de Ripley)#

Contexto y temas: No todas las fuentes alquímicas de Newton fueron tratados en prosa: también se adentró en el rico corpus de poesía alquímica inglesa compilada por Elias Ashmole en el Theatrum Chemicum Britannicum (1652). Esta antología preservó versos alquímicos medievales y de la época Tudor, a menudo altamente alegóricos. Entre los que Newton copió se encuentran «Bloomfield’s Blossoms» y una breve obra atribuida a Sir George Ripley, así como algunos poemas alquímicos fragmentarios. Bloomfield’s Blossoms (de autoría incierta, posiblemente del siglo XVI) es una alegoría en verso en la que el «Padre Tiempo» guía al alquimista a través de puertas simbólicas de la obra; está repleta de imaginería de puertas, dragones, ancianos bebiendo vino (metáfora de la imbibición), etc. El tema central del poema son las etapas secuenciales del opus alquímico descritas en un lenguaje velado y florido. La pieza «que lleva el nombre de Sir George Ripley» es probablemente «The Marrow of Alchemy» o un epítome similar: Ripley (m. 1490) fue un célebre alquimista inglés cuyos versos, como The Twelve Gates, describían las etapas de la piedra. Estos poemas enfatizan los cambios de color (de negro a blanco a rojo) y la unión del Rey Rojo y la Reina Blanca (azufre y mercurio). Son deliberadamente obtusos, concebidos para transmitir el arcanum a los sabios mientras desconciertan a los no iniciados.

Motivación de Newton: El interés de Newton en estos poemas alquímicos ingleses lo revela como un recopilador histórico exhaustivo del conocimiento alquímico. A finales del siglo XVII, obras como las de la colección de Ashmole se consideraban arcaicas, pero Newton las copió con diligencia. Probablemente creía que incluso en estas rimas oscuras podían esconderse indicios del proceso secreto, quizá una metáfora particular o una «frase clave» que se alineara con otras instrucciones que había visto. Newton también era inglés de nacimiento y trabajaba dentro de una tradición alquímica inglesa; figuras como George Ripley formaban parte de su herencia intelectual. Sabemos que Newton tuvo acceso al Theatrum Chemicum Britannicum de Ashmole (quizá a través de Cambridge o de un colega erudito) y que hacia la década de 1680 transcribió piezas selectas de él. Su selección –Bloomfield’s Blossoms, los versos ripleyanos y dos pequeños fragmentos– sugiere que se sintió especialmente atraído por las partes que describían operaciones prácticas en alegoría. Por ejemplo, «Father Time set me at the gate» (el inicio de Bloomfield’s) insinúa el comienzo de la obra, mientras que el breve fragmento «Let ye old man drink wine till he piss» –por grosero que suene– codifica un axioma alquímico sobre la saturación y el desbordamiento. Newton pudo haberlos encontrado memorables o reveladores. Además, copiar estos versos pudo haber sido para Newton una forma de poner a prueba su comprensión: si realmente dominaba el arte, debía ser capaz de descifrar incluso los acertijos poéticos de los maestros anteriores.

Compromiso de Newton y marginalia: En el Keynes MS. 15, Newton compiló 212 versos de «Bloomfield’s Blossoms», 92 versos de la «obra breve» atribuida a Ripley y dos breves fragmentos de 8 y 11 versos respectivamente. Los escribió principalmente en inglés, preservando la dicción y la ortografía del inglés medio tal como aparecían en la edición de Ashmole. Newton introdujo la sección con el encabezado «Out of Bloomfield’s Blossoms», señalando que se trataba de extractos (no de una composición propia). Mientras transcribía, Newton dejó aquí menos notas explícitas: los versos mismos quizá eran demasiado crípticos para anotarlos de forma sucinta. Sin embargo, vemos a Newton subrayar doblemente ciertos pareados que probablemente le parecieron importantes. Por ejemplo, cuando el poema habla del «Green Lion» o de las «doves of Diana», Newton los marcó, puesto que el «León Verde» es un código conocido para el vitriolo (ácido sulfúrico) y las «palomas de Diana» para vapores o sublimación. Tras copiar «The hunting of the Green Lyon» (otro extracto en verso de unas 180 líneas incluido con estos), Newton añadió una breve nota en prosa titulada «Notes upon ye hunting of ye green Lyon». En esa nota (c. 500 palabras), Newton intenta explicar el poema: escribe, por ejemplo, «Green Lyon is Venus in our work – i.e., copper dissolved in strong spirit», interpretando la alegoría en términos de una operación química. Remite el León Verde a otros autores («como dice Ripley: ‘our child shall be born of the air’», eco de un verso que copió en otra parte). El compromiso de Newton con estos poemas, por tanto, no fue una recitación pasiva; tradujo activamente el verso a un significado llano siempre que pudo. Incluso encontramos a Newton anotando los números de página del libro de Ashmole de donde procedían estos textos (Ashmole pp. 305–323 para Bloomfield, etc.), un hábito que refleja su minuciosidad erudita y quizá la intención de volver a la fuente si fuera necesario.

Fidelidad e interpretación: La transcripción que hace Newton de los poemas alquímicos ingleses es sumamente fiel al texto impreso de Ashmole: es, esencialmente, una copia palabra por palabra. Conservó las grafías extrañas y los vocablos arcaicos, lo que indica que respetaba la forma original. No hay indicio de que “corrigiera” el lenguaje de la poesía; cualquier dificultad de comprensión, Newton la abordó en sus notas separadas en lugar de alterar los versos. Esta fidelidad no es sorprendente: Newton trataba el Theatrum de Ashmole como una preservación autorizada de la sabiduría alquímica británica. Donde se manifiesta la influencia de Newton es en su comentario interpretativo (como las notas sobre el León Verde). En ellas, Newton a veces impone una claridad que, discutiblemente, no estaba en el original. Por ejemplo, el verso “Father Time set me at the gate” Newton lo interpreta como el inicio del calentamiento de la mezcla (la “gate” siendo la puerta del vaso). Esta es una decodificación plausible, pero Newton la enuncia de manera categórica en sus notas, quizá con más concreción de la que el poeta pretendía. Un patrón en la interpretación de Newton es su tendencia a alinear las alegorías poéticas con la secuencia estándar de la obra alquímica que conocía por otras fuentes. Así, “old man drinking wine till he piss” es, en la lectura de Newton, simplemente una alegoría de la imbibición hasta la saturación, una práctica común de laboratorio. Al alinear cada estrofa con un proceso conocido, Newton corría el riesgo de aplanar parte del misterio del poema. Sin embargo, dado que estos poemas estaban concebidos como acertijos, los estudiosos modernos creen que el enfoque directo de Newton probablemente daba en el blanco; los alquimistas sí ocultaban directrices prácticas en versos desenfadados. La “traducción” que hace Newton de la metáfora al método muestra una coherencia con la forma en que otros (como George Starkey) interpretaron la poesía de Ripley, de modo que no estaba siendo descabellado. En suma, el trabajo de Newton con Bloomfield’s Blossoms y poemas afines es un caso ejemplar de fidelidad al texto pero audacia en la interpretación. En esencia, creó una especie de “crib” para estos versos: los futuros lectores de las notas de Newton (si los hubiera habido en vida de él) habrían encontrado los criptogramas resueltos. Así, Newton vuelve a actuar como preservador y procesador del saber alquímico: copia meticulosamente y luego decodifica sin descanso. Cabe señalar que Newton no publicó estas soluciones; permanecieron en cuadernos privados. Esto subraya que su objetivo era la iluminación personal y la guía experimental, no la exposición pública. Analistas modernos como el historiador William Newman han señalado que la decodificación directa que hace Newton del León Verde y de otras imágenes coincide estrechamente con la forma en que hoy entendemos esos símbolos, lo que sugiere que Newton efectivamente penetró el velo poético con un alto grado de éxito.

Las obras alquímicas de George Ripley y las exposiciones de Newton#

Contexto y temas: George Ripley (c.1415–1490) fue uno de los alquimistas más famosos de Inglaterra. Dos obras clave se asocian con él: The Compound of Alchemy (también conocida como Ripley’s Twelve Gates – un extenso poema alegórico) y Ripley’s Epistle to King Edward IV, un tratado en verso más breve que despliega el secreto de la Piedra Filosofal. Además, circularon bajo el nombre de Ripley varios textos y resúmenes más cortos (por ejemplo, Clavis aureae portae, Medulla alchimiae, Pupilla alchemiae – tratados latinos que supuestamente destilan las enseñanzas de Ripley). Las obras de Ripley están densamente cargadas de simbolismo pero estructuradas como guías por etapas (las “doce puertas” son doce fases como Calcinación, Disolución, Coagulación, etc.). La Epístola a Eduardo IV está escrita como una carta de Ripley al rey, exponiendo la teoría de la alquimia en términos relativamente más llanos (por ejemplo, enfatizando que se debe obtener un mercurio sófico y un azufre puro y unirlos). Los textos de Ripley gozaron de estatus de autoridad entre los alquimistas posteriores, y para la época de Newton ya habían sido comentados por autores como Starkey (quien escribió Ripley Reviv’d, 1678, explicando la obra de Ripley). Entre los temas que atraviesan el corpus de Ripley se encuentran la necesidad de una materia única que atraviesa muerte y renacimiento, los cambios de color como marcadores del progreso y la unidad de la alquimia con las verdades naturales de Dios.

Motivación de Newton: Newton se relacionó con Ripley en múltiples niveles a lo largo de décadas. Al inicio de sus incursiones alquímicas (finales de la década de 1660), lo encontramos transcribiendo minuciosamente “Sir George Ripley his Epistle to King Edward unfolded”. Esto indica que desde el principio Newton gravitó hacia la autoridad de Ripley. La palabra “unfolded” es crucial: Newton copió no solo la Epístola de Ripley, sino una explicación particular de la misma atribuida a Eirenaeus Philalethes (George Starkey). Starkey, un alquimista de la generación inmediatamente anterior a Newton, había proporcionado un extenso comentario (“unfolding”) sobre la Epístola de Ripley, revelando esencialmente su significado. Que Newton obtuviera y copiara el unfolding de Starkey muestra su motivación: quería la comprensión más clara posible de la receta de Ripley. Newton probablemente creía que, dominando a Ripley (con la ayuda de Starkey), tendría un plano fiable de la obra alquímica. Más tarde, en las décadas de 1680 o 1690, Newton volvió sobre las ideas de Ripley a través de los textos latinos Clavis, Medulla y Pupilla – que son como “llaves” condensadas de la alquimia de Ripley. Sus notas sobre estos (Keynes MS. 17) demuestran el deseo de confirmar que los diversos resúmenes de Ripley concordaban y de extraer cualquier indicio sutil que ofrecieran. En conjunto, Newton estaba motivado por el renombrado estatus de Ripley (“uno de nuestros mejores Maestros”, como lo llamaban los alquimistas) y por la completitud práctica de la exposición de Ripley. Si la piedra podía redescubrirse, debió de pensar Newton, las detalladas puertas y el comentario de Ripley contenían el mapa.

Comentario y análisis de Newton: La interacción de Newton con la Epístola de Ripley es especialmente reveladora. En Keynes MS. 52, Newton redactó una transcripción completa de 10,000 palabras de “Sir George Ripley His Epistle to King Edward IV Unfolded”, incluyendo el comentario de Starkey/Philalethes. Newton incluso incluyó lecturas variantes de múltiples fuentes manuscritas: su copia contiene una sección bajo el encabezado “Ex chartis Mr. Sloane” (de los papeles de Sir Hans Sloane) con diferencias extractadas. Esto significa que Newton comparó al menos dos versiones de la Epístola o de su comentario – una probablemente la versión impresa de Starkey y otra procedente de un manuscrito inédito – y anotó dónde divergían. Tal cotejo erudito era raro en alquimia; Newton está, en efecto, realizando una edición crítica. Por ejemplo, las notas de Newton observan que su transcripción “no corresponde a ninguna de las tres versiones publicadas… y es anterior a dos de ellas”. El análisis bibliográfico moderno confirma que la copia de Newton se alinea con una tradición manuscrita temprana (British Library Sloane MS. 633) e incluye inserciones de otra fuente (Sloane MS. 3633). Newton, en su marginalia, a veces señalaba dónde la interpretación de Starkey añadía algo que no estaba explícito en el original de Ripley. Puede encontrarse a Newton escribiendo “Phil:” o “Expl:” en el margen, resumiendo las observaciones explicativas de Starkey. Por ejemplo, donde el verso de Ripley dice “the Bird of Hermes shall bring you seed”, Starkey lo explicaba como un proceso codificado; Newton marca ese pasaje y puede anotar una palabra clave latina como “distillate mercurium philosophicum” (destilar el mercurio filosófico), encapsulando la glosa de Starkey. En las notas posteriores de Newton sobre Clavis aureae portae y otros, extrajo principios centrales: una nota dice “All metals are one in kind, differing only in purity – Ripley teaches purification by Antimony”, que es la conclusión de Newton de que la clave de Ripley implica usar regulus de antimonio para purificar los metales. Los garabatos de Newton también vinculan la doctrina de Ripley con ideas helmontianas o con las suyas propias – por ejemplo, señala dónde el “Starry Chaos” de Ripley podría corresponder a sales volátiles y nitro, conceptos que Newton estaba explorando en óptica y química. En resumen, Newton no solo copió a Ripley; dialogó con él a través de los siglos, con la pluma de Newton ocupada conectando las alegorías de Ripley con realidades químicas conocidas hacia 1700.

Exactitud y reformulación por parte de Newton: El tratamiento que hace Newton de las obras de Ripley destaca por su exactitud textual combinada con un esfuerzo interpretativo exhaustivo. Al copiar íntegramente el unfolding de Starkey, Newton se aseguró de tener la exposición más precisa de Ripley disponible entonces. No abreviaba ni alteraba las palabras de Starkey; de hecho, llegó al extremo de incluir las notas a pie de página y aclaraciones de Starkey, preservando efectivamente toda la cadena de comentario desde el autor medieval hasta el comentarista moderno. La inclusión por parte de Newton de extractos variantes (“los papeles del Sr. Sloane”) sin síntesis muestra honestidad intelectual; no seleccionó de forma tendenciosa una sola versión, sino que quiso tener todos los detalles posibles registrados. Estudiosos como Dobbs han señalado que el manuscrito de Newton de la Epistle de Ripley podría servir como texto de referencia en sí mismo, dada la meticulosidad con que colaciona las fuentes. Al interpretar a Ripley, Newton siguió en gran medida la lectura autorizada de Starkey, de modo que hay pocas pruebas de que Newton introdujera nuevos errores. Si acaso, Newton podría simplificar ocasionalmente el lenguaje barroco de Starkey: por ejemplo, Starkey podría explayarse poéticamente sobre “Diana’s doves ascending”, y Newton, en un margen, podría limitarse a escribir “— the vapors rise.” Esto no distorsiona el significado; lo aclara en los términos llanos de Newton. Un patrón en la reformulación de Newton es su intento de integrar las ideas de Ripley en una teoría unificada de la materia. Por ejemplo, Ripley habla de “one catholick matter” de los metales; Newton retoma con entusiasmo esto en sus cuadernos privados, vinculándolo con su idea de que todos los metales están compuestos de una Tierra sulfurosa común y un principio mercurial. Así, Newton utiliza a Ripley para reforzar su creencia en una unidad fundamental de la sustancia, un punto metafísico que se alinea con la filosofía natural más amplia de Newton. La exactitud de la exégesis de Ripley por parte de Newton se evidencia en comparaciones posteriores: los historiadores modernos de la alquimia encuentran que las notas de Newton identifican correctamente los ingredientes codificados de Ripley (por ejemplo, “Sericon” como antimonio, “Adrop” como amalgama de plomo, etc., conocimiento probablemente obtenido a través de Starkey). Newton no muestra malentendidos significativos; más bien, está absorbiendo la alquimia de Ripley en la suya propia. El patrón notable aquí es el integracionismo de Newton: relaciona el proceso de Ripley con el de Artephius, con el de Helmont, con sus propios resultados de laboratorio. Al hacerlo, a veces reformula a Ripley no como una alegoría aislada, sino como parte de un gran sistema alquímico racional. Mientras Ripley escribió en verso para velar el significado, Newton escribe notas en prosa lacónica para desvelarlo. La fidelidad es, por tanto, doble: fidelidad al texto y fidelidad a lo que Newton veía como la verdad subyacente. Por todos los indicios, el trabajo de Newton sobre Ripley fue escrupuloso y decisivo en su carrera alquímica, guiando muchos de sus experimentos en las décadas de 1670–1680.

Triumphal Chariot of Antimony de Basil Valentine#

Contexto y temas: Currus Triumphalis Antimonii (The Triumphal Chariot of Antimony) es un tratado alquímico atribuido a “Basil Valentine”, un monje benedictino del siglo XV posiblemente mítico. Publicado en alemán (1604) y en latín (1646), se centra en las virtudes medicinales y alquímicas del antimonio, un metaloide considerado un ingrediente clave para purificar metales y producir la Piedra Filosofal. La obra es famosa por sus grabados alegóricos y por su mezcla de alquimia y química médica paracelsista. Entre los temas centrales se incluye la preparación de compuestos a base de antimonio (como la manteca de antimonio, el regulus de antimonio, etc.) para que sirvan como purgantes de los metales y del cuerpo humano. Basil Valentine reviste las recetas prácticas (refinar oro con regulus de antimonio, crear una sal volátil, etc.) en metáforas: el antimonio es el “Lobo Gris” que devora al Rey (el oro) para purificarlo. El Triumphal Chariot exalta al antimonio como triunfante porque puede perfeccionar los metales y curar enfermedades, situándose en la intersección entre la chrysopoeia (fabricación de oro) y la iatroquímica (curación).

Motivación de Newton: La prominencia del antimonio en el acervo alquímico convirtió el tratado de Basil Valentine en una lectura obligada para Newton, quien estaba profundamente interesado en las transmutaciones metálicas y los medicamentos. A mediados de la década de 1660, cuando Newton comenzó a reunir libros de alquimia, adquirió tanto una edición latina como una traducción inglesa de Triumphal Chariot. Sabemos por el catálogo de su biblioteca que Newton poseía un ejemplar inglés muy manoseado, lo que indica un uso frecuente. Pero, significativamente, las notas de Newton sobre esta obra (Keynes MS. 64) están en latín y derivan claramente del original latino más que del inglés. Esto sugiere que la motivación de Newton era la exactitud erudita: quería relacionarse con las instrucciones de Basil Valentine en la terminología latina precisa, quizá para evitar ambigüedades de traducción. El enfoque en el antimonio se alineaba con las búsquedas prácticas de Newton: sus cuadernos muestran que realizó muchos procesos antimoniales (por ejemplo, alear antimonio con plomo, extraer “Star regulus”, etc.). La obra de Basil Valentine habría proporcionado un plano para tales experimentos. Además, Basil Valentine enmarcaba la alquimia en términos de purificación y triunfo espiritual, lo que probablemente resonaba con la visión cuasi religiosa de Newton sobre la búsqueda alquímica (purgar la escoria para revelar lo puro). Así, Newton recurrió a Triumphal Chariot tanto por sus recetas químicas (cómo obtener un solvente o medicamento poderoso a partir del antimonio) como por su justificación teórica de la utilidad de la alquimia.

Notas e interpretación de Newton: El manuscrito conservado de Newton sobre Currus Triumphalis Antimonii es esencialmente una serie de notas y resúmenes de ~4,500 palabras que sintetizan la obra. Estructuró sus notas siguiendo los capítulos de Basil Valentine. Por ejemplo, Basil Valentine enumera ciertos “Procesos Clave”: calcinar antimonio con hierro, producir el regulus (aleación de antimonio que puede portar oro), liberar un “aceite rojo ígneo” del antimonio, etc. El resumen de Newton describe cada uno con concisión: “El antimonio debe combinarse con Marte (hierro) – de ahí surge el regulus estrellado; el oro unido a este regulus da un polvo vitriolado – disolver para obtener Mercurius Vitae”, y así sucesivamente, parafraseando el texto. Ocasionalmente, Newton inserta notas entre corchetes de su propia cosecha dentro del resumen latino. Son “notas explicativas” en las que Newton aclara un término o hace una referencia cruzada a otro autor. Por ejemplo, si Basil dice “martial regulus” Newton podría añadir “[i.e., regulus of antimony with iron]” para recordarse el significado exacto. Estas notas entre corchetes son pocas, lo que sugiere que Newton encontró el texto de Basil Valentine relativamente directo – es menos opaco que algunos otros – pero, cuando aparecen, revelan cómo Newton alinea la receta de Basil con su propia experiencia de laboratorio. Una nota que hace Newton se refiere a una afirmación medicinal de Basil: Basil ensalza una preparación de antimonio como medicina universal. Newton, siempre cauto, anota al margen “[sed faex tamen]” (es decir, “pero es escoria, sin embargo”) junto a una afirmación de salud particularmente extravagante, como si comentara escépticamente que lo que queda es solo sedimento, quizá cuestionando la eficacia. La implicación de Newton también incluyó rastrear la fuente de la autoridad de Basil: dobló esquinas de páginas y dejó marcas marginales en su ejemplar impreso (como lo evidencia el estado del libro señalado por Dobbs). En sus notas latinas separadas, Newton a veces escribía el símbolo del antimonio (⚝) y flechas que lo vinculaban con los símbolos del oro (☉) y de Venus/cobre (♀), creando esencialmente un mapa conceptual de cómo el antimonio interactúa con otros metales según Basil. Las anotaciones de Newton muestran un interés particular en el método de Basil Valentine para producir el ácido fumante de antimonio (que Basil llamaba spirit of antimony). Newton copia cuidadosamente la instrucción de destilar antimonio con nitro para obtener un solvente potente. Dado que Newton, en su posterior trabajo óptico, especuló sobre “espíritus ácidos” que actúan como un medio sutil, resulta intrigante que se concentrara en este spiritus procedente del antimonio.

Visión académica sobre la fidelidad: El resumen que hace Newton de Triumphal Chariot parece notablemente fiel en contenido: es, esencialmente, un digest y no una reinterpretación libre. No intentó traducirlo al inglés; lo mantuvo en latín, reflejando la estructura original punto por punto. Esta elección del latín probablemente buscaba evitar cualquier pérdida de significado. De hecho, la historiadora Karin Figala señaló que las notas de Newton se correlacionan estrechamente con las ediciones latinas conocidas, lo que confirma que Newton utilizó la lengua original por razones de exactitud. Sus pocas notas editoriales entre corchetes estaban claramente delimitadas, de modo que no mezclaba su opinión con el texto de Basil sin distinción. En cambio, Newton distinguía el texto original de su comentario, un enfoque disciplinado. Donde Newton pudo haberse desviado interpretativamente es en el énfasis: Basil Valentine escribió tanto para la salud (iatroquímica) como para la transmutación, pero las notas de Newton otorgan relativamente más peso al aspecto transmutacional (por ejemplo, procesos para refinar oro) y menos a las anécdotas medicinales. Esto probablemente refleja el principal interés de Newton en el texto: era más químico que médico. Dicho esto, nada indica que Newton ignorara las afirmaciones médicas de Basil; simplemente las anotó de manera lacónica (quizá con un matiz de duda, como su comentario “[pero es escoria]” sugiere). Otro patrón es el cotejo que hace Newton de Basil Valentine con otras fuentes. En su “Index Chemicus” (una compilación separada de referencias), Newton indexa conceptos relacionados con el antimonio a través de distintos autores, mostrando, por ejemplo, que lo que Basil llama “Star Regulus” lo conecta con lo que Starkey o Philalethes escribieron sobre “starry Mercury”. Este hábito de referencia cruzada aseguraba que Newton mantuviera las enseñanzas de Basil Valentine en consonancia con el corpus más amplio. Los estudiosos consideran que Newton no introdujo errores en sus notas sobre Basil Valentine; por el contrario, su dependencia del original latino evitó las malas traducciones presentes en algunas versiones inglesas. Por ejemplo, el traductor inglés Michael Maier (1618) a veces embellecía el texto de Basil; Newton eludió esos adornos extrayendo directamente del latín. Sus notas son casi un précis de Basil Valentine, y uno competente. La fidelidad en el resumen de Newton es tal que un historiador de la química moderno puede reconstruir los procesos antimoniales de Basil a partir de las notas de Newton y encontrarlos coherentes. En conclusión, Newton trató The Triumphal Chariot of Antimony con reverencia erudita y curiosidad científica: copió su sustancia con lealtad, lo anotó con moderación (y sensatez) y lo utilizó para informar sus propios experimentos con una de las sustancias más importantes de la alquimia. La búsqueda de Newton de la Piedra Filosofal, al parecer, viajó en gran medida en el “carro” de Basil Valentine, impulsada por el fuego transformador del antimonio.

Ortus Medicinae (Orígenes de la Medicina) de Jan Baptista van Helmont#

Contexto y temas: Jan Baptista van Helmont (1579–1644) fue un pionero químico-médico flamenco cuyo compendio póstumo Ortus Medicinae (1648, en latín “El origen de la medicina”) tuvo un impacto significativo en la ciencia del siglo XVII. Combinando la alquimia paracelsista con la experimentación empírica, Ortus Medicinae presenta los descubrimientos y teorías de van Helmont: el concepto de gas (acuñó el término), la idea de los fermentos como agentes de cambio fisiológico y la doctrina de un solvente universal o Alkahest capaz de reducir las sustancias a su materia primordial. La obra de van Helmont, aunque ostensiblemente médica (en busca de curas), es profundamente esotérica; creía en un “Archeus” espiritual que gobierna el metabolismo y sostenía que toda materia contiene un espíritu vital intrínseco. Un tema destacado es la unidad de los principios químicos en los sistemas vivos y no vivos; por ejemplo, comparó la digestión en el estómago con la putrefacción en un matraz. Importante para los alquimistas, van Helmont afirmó haber presenciado transmutaciones (convertir hierro en cobre mediante un líquido procedente de un árbol) y haber utilizado un Alkahest para disolver metales en remedios curativos. Su estilo de escritura es más directo y basado en experimentos que el de los alquimistas anteriores, pero aún recubre algunas ideas (como la receta del Alkahest) con términos velados.

Motivación de Newton: Newton se sumergió en el Ortus Medicinae de van Helmont porque se situaba en la frontera entre la química científica y la filosofía alquímica, una frontera que el propio Newton transitaba. A finales del siglo XVII, las ideas de van Helmont sobre los aires, la fermentación y el Alkahest estaban influyendo en el campo emergente de la química; Robert Boyle, por ejemplo, se enfrentó críticamente a los conceptos helmontianos. Newton, siempre minucioso, quiso asimilar de primera mano los hallazgos de van Helmont. A principios de la década de 1670, Newton obtuvo la edición latina de 1667 de Ortus Medicinae e hizo extensas notas en latín bajo el título “Causae et initia naturalium” (Causas e inicios de las cosas naturales. Newton estaba motivado por al menos dos aspectos: (1) la noción helmontiana de un solvente universal (Alkahest) resonaba con la propia búsqueda de Newton de un agente fundamental de cambio en la naturaleza. Si tal solvente existía, podría ser clave tanto para la medicina como para la transmutación, exactamente los objetivos alquímicos de Newton. (2) El enfoque experimental de van Helmont (experimentos cuantitativos como el famoso experimento del crecimiento del sauce, estudios de gases) habría apelado al rigor científico de Newton. Newton probablemente vio a Helmont como una figura puente que podía conferir credibilidad a las prácticas alquímicas mediante evidencia empírica. De hecho, las afirmaciones de Helmont sobre transmutación proporcionaban una especie de validación “moderna” de que el sueño alquímico era real, no solo una leyenda medieval. Las notas de Newton sobre Ortus Medicinae muestran que leía con atención tanto los resultados experimentales de Helmont como su marco teórico, probablemente con la esperanza de integrar las ideas helmontianas (como el concepto de espíritus activos) en su propia comprensión de la naturaleza.

Notas y reflexiones de Newton: Las notas manuscritas de Newton sobre van Helmont, tituladas “Causae et initia naturalium,” abarcan unas 7 páginas de extractos y comentarios en latín. Newton extrajo pasajes clave casi como en un cuaderno de lugares comunes. Por ejemplo, anotó la definición de “gas” de van Helmont (Newton escribe: “Gas (halitus) est chaos…” resumiendo que el gas es un vapor espirituoso indómito distinto del aire). También copió la famosa observación de van Helmont de que el crecimiento de un árbol proviene principalmente del agua (el experimento del sauce), evidencia para Newton de que el agua podría ser el elemento universal, una idea con la que Newton juega en otros lugares. Newton se interesó especialmente por las secciones en las que van Helmont discute la fermentación como fuerza motriz de las transformaciones de la naturaleza. En las páginas de Newton vemos la palabra “fermentum” subrayada y una nota marginal que la vincula con “acid”. Newton probablemente estaba correlacionando el fermento de van Helmont (un principio vital que causa el cambio) con el “espíritu” ácido que Newton creía que causaba las reacciones químicas y quizá incluso la gravedad (Newton especuló que un sutil espíritu ácido o nitroso impregnaba el aire y el espacio). Otra parte significativa de las notas de Newton está dedicada al Alkahest. Van Helmont describió un solvente milagroso (a veces derivado de “Ludus” o compuestos de antimonio) que podía disolver cualquier cosa. Newton copia la afirmación de Helmont de que el Alkahest puede “reduce any body into its first Matter” y anotó el método descrito para prepararlo usando “Liquor of Libavius” (un cloruro antimonial), entre otras cosas. La marginalia de Newton aquí muestra un entusiasmo cauteloso: coloca un signo de exclamación junto a la receta del Alkahest y garabatea “probe?” (en latín: “¿probar?”), indicando su idea de intentar quizá reproducirlo experimentalmente. También hay indicios de que Newton conectó esto con el trabajo de Basil Valentine sobre el antimonio: hace una referencia cruzada entre el Ludus (regulus de antimonio) de Helmont y el Star regulus de Basil, señalándolos como probablemente la misma sustancia. Las reflexiones de Newton sobre Helmont a menudo derivan hacia cavilaciones teológicas o metafísicas, fieles al espíritu del libro. Por ejemplo, destaca la afirmación de Helmont de que “all life is ignited by a divine spark” y, en una anotación privada, Newton escribe (en latín) “Spiritus insitus – ignis internus?” (“¿el espíritu implantado – un fuego interno?”), vinculando la idea de Helmont con su propia noción de un fuego vital interior análogo al principio Sulphur alquímico.

Fidelidad e influencia sobre Newton: Las notas de Newton demuestran un compromiso fiel con el texto de van Helmont: transcribió con fidelidad y comentó con moderación. No tradujo a Helmont al inglés; más bien conservó la redacción latina de Helmont, asegurando que se mantuvieran los matices. Donde Newton sí se explaya suele ser para conectar el punto de Helmont con otra autoridad. Por ejemplo, después de señalar la idea de Helmont de que los metales tienen “semillas” y pueden crecer, Newton añade “cf. Paracelsus on seminaria metallorum”, mostrando que está cotejando el concepto con la doctrina paracelsiana. Esto indica que Newton no estaba corrigiendo tanto a Helmont como armonizándolo con el canon alquímico. Podría decirse que Newton “domesticó” las nuevas ideas de Helmont dentro del marco más antiguo: por ejemplo, el gas de Helmont se convierte, en el entendimiento de Newton, simplemente en un nuevo nombre para los antiguos vapores sulfurosos conocidos por los alquimistas. En términos de fidelidad interpretativa, Newton parecía confiar en las afirmaciones experimentales de Helmont (no cuestiona el experimento del árbol ni el gas, que fueron revolucionarios): las integró de lleno. Pero sí manejó con cuidado las ideas más radicales de Helmont. En particular, Helmont fue algo herético en química, al rechazar los elementos de Aristóteles en favor de solo Agua y Aire más el archeus como principios. La propia nota de Newton en otro escrito reflexiona que quizá toda materia grosera es en última instancia agua cambiada por fermentación, una idea tomada directamente de Helmont. Los estudiosos modernos (por ejemplo, P.M. Rattansi) han descubierto que la temprana teoría química de Newton sobre los “espíritus nitro-aéreos” debe mucho a los conceptos de fermento y espíritu de nitro de Helmont. Newton tomó efectivamente la noción cualitativa de Helmont de un espíritu portador de vida y buscó cuantificarla (en sus especulaciones ópticas y gravitacionales). Así, la fidelidad no reside solo en copiar palabras, sino en la seria consideración de Newton hacia la cosmovisión de Helmont. Sin embargo, Newton sí evaluó críticamente algunas de las nociones místicas más vagas de Helmont. Por ejemplo, Helmont escribió sobre “curas magnéticas” y sanación simpática; las notas de Newton sobre esos temas son mínimas, lo que posiblemente indica escepticismo o menor interés. En suma, Newton absorbió los descubrimientos concretos de van Helmont y su audaz hipótesis de un Alkahest, tratándolos como avances genuinos sobre los cuales construir. Donde las ideas de Helmont eran demasiado místicas o no útiles para la búsqueda de la Piedra por parte de Newton, este simplemente las registró sin comentario extenso (sin respaldarlas ni refutarlas explícitamente). El patrón es de énfasis selectivo: Newton se concentró en los secretos útiles de Helmont (Alkahest, gas, fermentación) y los entretejió en su propia investigación, mientras registraba fielmente el contexto más amplio para asegurarse de no pasar nada por alto. Al hacerlo, Newton ayudó a portar la antorcha de Helmont de la filosofía química hacia la era newtoniana, aunque de manera silenciosa y privada. El análisis moderno confirma que los experimentos alquímicos posteriores de Newton —como aquellos en los que buscaba espíritus volátiles y analizaba sales— muestran la impronta de ideas helmontianas filtradas a través del riguroso lente de Newton.

Novum Lumen Chymicum (Nueva Luz de la Alquimia) de Michael Sendivogius#

Contexto y temas: Michael Sendivogius (1566–1636), alquimista polaco, fue autor de Novum Lumen Chymicum (“Nueva Luz de la Alquimia”) en 1604, un tratado muy leído que influyó significativamente en el pensamiento alquímico. Concebido como un diálogo entre Mercurio, un Alquimista y la Naturaleza, New Light defiende el concepto de un “Espíritu Nitro-aéreo” universal: una sustancia invisible dadora de vida en el aire (lo que Sendivogius llamaba “el alimento de la vida”). Esta idea anticipó el descubrimiento del oxígeno y fue revolucionaria: Sendivogius postuló que el aire contiene una sal vital (spiritus) responsable de la combustión y de nutrir los metales en la tierra. Novum Lumen también discute la preparación de la Piedra Filosofal, pero en términos relativamente abstractos, enfatizando que la clave es comprender los ciclos de la naturaleza (evaporación y condensación de este espíritu nitroso). Otros breves escritos de Sendivogius, como el Dialogue between Mercury and the Alchemist y los Twelve Treatises, refuerzan la noción de que las operaciones de la Naturaleza (disolución, circulación) deben ser imitadas en el laboratorio. Los temas clave incluyen la unidad de todas las cosas a través del espíritu secreto del aire, la importancia de la Pureza (separar lo puro de lo impuro) y la guía de que la Piedra se hace a partir de una sustancia que todos ven pero que nadie reconoce (aludiendo a algo tan común como el aire o el rocío).

Motivación de Newton: Newton se sintió atraído por Sendivogius como uno de los alquimistas más “orientados científicamente”, cuyas ideas encajaban con la naciente química neumática y con los propios intereses de Newton en el aire, el vapor y las sales. Para la década de 1670, Newton probablemente había leído una traducción inglesa (A New Light of Alchymie, 1650) o el latín original de Novum Lumen. En sus manuscritos (Keynes MS. 19), Newton creó extractos anotados de Sendivogius, apuntando específicamente a las partes que “atañen a la práctica”. El margen de Newton en ese manuscrito está dividido: la columna izquierda contiene citas de Sendivogius, la columna derecha las “Explicationes” (explicaciones) de Newton. Esta disposición muestra claramente la motivación de Newton: estaba descifrando el texto algo alegórico de Sendivogius en instrucciones o principios directos. La noción de Sendivogius del espíritu nitro-aéreo tuvo un profundo atractivo para Newton; presentaba un principio unificador que, en la mente de Newton, podía relacionarse con la combustión, la respiración e incluso la atracción gravitacional (Newton más tarde especularía sobre un espíritu difundido por el aire que causa atracción). Al relacionarse con Sendivogius, Newton esperaba fundamentar sus propias hipótesis sobre principios activos en la respetada tradición de las enseñanzas de un adepto. Además, se decía que Sendivogius había realizado transmutaciones exitosas (algunas leyendas afirman que usó un polvo de Kelley o Dee). Sin duda Newton quería cribar cualquier indicio práctico de New Light, como pistas sobre el material que debía recolectarse (quizá rocío o sales del aire) para iniciar la Gran Obra.

Extractos y comentarios de Newton: En las “Collectiones ex Novo Lumine Chymico” (Colecciones de New Light of Alchemy) de Newton, lo vemos extrayendo las afirmaciones de Sendivogius sobre el espíritu universal. Por ejemplo, Newton copia a Sendivogius: “In the air is hidden the food of life, and in it the Spiritus Mundi works continually”. En la columna de explicación enfrentada, Newton parafrasea: “The air abounds with a secret vital salt (nitrum), which is the true universal spirit nourishing all things”. Aquí Newton equipara explícitamente el “alimento de la vida” de Sendivogius con el nitro, un término que subraya. Newton también señala la observación de Sendivogius de que los metales expuestos al aire ganan peso, señal de que algo del aire es absorbido (lo que hoy reconocemos como oxidación). El comentario de Newton a esto: “metals inhale the universal acid from air and thereby increase”, una notable intuición que se alinea con la química moderna y que se extrae directamente de las insinuaciones de Sendivogius. Newton no dudó en etiquetar los términos crípticos de Sendivogius con sustancias conocidas: cuando Sendivogius se refiere a “Our Saltpeter”, Newton escribe “(Nitrum Purum)” (nitro puro) en el margen. Cuando la Naturaleza en el diálogo dice que “el Sol y la Luna (oro y plata) derivan su virtud del aire”, Newton escribe una ecuación: “☉/☾ virtue = nitro-aerial spirit”, capturando sucintamente su interpretación. Otro extracto clave que hace Newton es sobre el rocío: Sendivogius sugirió que el rocío matutino contiene el espíritu vital concentrado. Newton resalta esto y en sus notas se pregunta si el Agua Mercurial de los Filósofos podría destilarse del rocío o de la escarcha, puesto que estos concentran el espíritu nitroso durante la noche. Es evidente que Newton estaba alineando esto con sus propios experimentos de recolección de rocío y su destilación (algo que de hecho intentó). El comentario de Newton va más allá de la paráfrasis; a veces extiende los pensamientos de Sendivogius. Por ejemplo, donde Sendivogius se limita a decir que “el espíritu del aire hace que los metales crezcan”, Newton añade especulación sobre la fermentación: anota que quizá el espíritu fermenta dentro de la Tierra, generando calor que cocina los metales. Esto muestra a Newton fusionando a Sendivogius con la teoría de la fermentación de Helmont.

Exactitud y patrones interpretativos de Newton: La extracción que hace Newton de Novum Lumen es exacta en sustancia pero más explícita. Esencialmente traduce el diálogo cargado de metáforas de Sendivogius en proposiciones químicas claras. Los estudiosos señalan que las “Explicationes” de Newton a menudo adoptan la forma de enunciados científicos directos que, aunque inferidos de Sendivogius, van más allá de las palabras literales del texto. Por ejemplo, Sendivogius personifica a la Naturaleza describiendo el “Fuego Secreto” en el aire; Newton lo escribe como una fórmula sobre la interacción entre nitro y azufre. Esto no distorsiona tanto a Sendivogius como cristaliza una idea implícita en el lenguaje conceptual propio de Newton. La fidelidad es fuerte: Newton no está importando ideas ajenas, está extrayendo lo que Sendivogius quiso decir (y de hecho los químicos posteriores interpretan a Sendivogius de manera similar, como si hablara de oxígeno/nitro). Si acaso, el patrón particular de Newton es sistematizar a Sendivogius. Descompone el diálogo en axiomas casi en forma de viñetas. Al hacerlo, Newton impone una claridad newtoniana al texto: cada imagen poética se convierte en una variable científica. Aunque los lectores modernos puedan perder el sabor de la prosa de Sendivogius, ganan precisión, y ese era el objetivo de Newton para sí mismo. Este patrón también se observa en cómo Newton trató el Arcanum de Jean d’Espagnet (que anotó de manera similar). Otro aspecto del compromiso de Newton es cómo ponderó la credibilidad de Sendivogius. Sendivogius insinuó célebremente que conocía el secreto pero que también oscurecía deliberadamente algunas partes. Newton cotejó algunas de las afirmaciones de Sendivogius con otros autores. Por ejemplo, cuando Sendivogius habla de “our mercury” necesario para la obra, Newton anotó a lápiz que lo comparara con el concepto de mercury of metals de Philalethes. Al encontrarlos consistentes (ambos significando un mercurio purificado y volátil), Newton probablemente ganó confianza en que Sendivogius decía la verdad. Por otro lado, Newton mostró cautela donde Sendivogius se vuelve místico; por ejemplo, Sendivogius menciona influencias astrológicas: las notas de Newton omiten esto, lo que indica que o bien lo descartó o no lo consideró útil. El consenso académico es que Newton absorbió tan a fondo la doctrina central de Sendivogius del espíritu nitro-aéreo que esta influyó en sus propias investigaciones científicas sobre por qué la llama necesita aire y cómo funciona la evaporación. De hecho, cuando Newton escribió más tarde la Cuestión 31 de la Opticks sobre un “fermento espirituoso” circulante en el aire, estaba haciendo eco de Sendivogius casi al pie de la letra, aunque nunca lo citó (manteniendo la alquimia fuera de la vista pública). En resumen, el tratamiento de Newton de Novum Lumen Chymicum fue de asimilación admirativa: destiló fielmente su “nueva luz” en su propio marco intelectual, validándola mediante la comparación y luego utilizándola para iluminar problemas más allá de la alquimia (como la combustión y los procesos vitales). Este caso ejemplifica el patrón de Newton de tomar una fuente esotérica y convertir su sabiduría oculta en una herramienta para su filosofía natural más amplia.

Hermetic Arcanum (Arcanum Hermeticae Philosophiae) de Jean d’Espagnet#

Contexto y temas: Jean d’Espagnet (1564–c.1637) fue un erudito francés que publicó anónimamente el Arcanum Hermeticae Philosophiae (París, 1623), a menudo llamado simplemente el Hermetic Arcanum. Este tratado, presentado como una serie de aforismos o cánones, es un resumen sucinto pero penetrante de la teoría y la práctica alquímicas. Destila la obra de alquimistas anteriores en enunciados concisos (por ejemplo, “Our mercury is one, yet dissolves all metals…”) y cubre metódicamente todo el proceso de la Gran Obra sin el adorno de historias o diálogos. El estilo de d’Espagnet es críptico pero autoritativo: cada canon transmite un principio como la necesidad del Mercurio Filosófico, la importancia del calor suave, las etapas de negro, blanco, amarillo y rojo, etc. Una pieza complementaria, el Enchiridion Physicae Restitutae (Manual de la Física Restituida), esboza una cosmología donde la luz es la forma universal (una línea famosa: “Lux est forma universalis” – Light is the universal form). En esencia, d’Espagnet fusiona la filosofía natural con la doctrina alquímica: sostiene que todas las transformaciones naturales (en minerales, plantas, animales) obedecen los mismos principios, y que la obra del alquimista es un microcosmos de la creación de Dios. Sus obras fueron celebradas por su claridad y brevedad: Elias Ashmole incluso publicó una traducción inglesa del Arcanum junto con los escritos de Arthur Dee, lo que señala su influencia en los círculos ingleses.

Motivación de Newton: Newton valoró altamente los escritos de d’Espagnet; un biógrafo llamó a d’Espagnet “the alchemist who inspired Newton”. Newton poseía las obras de d’Espagnet y, fiel a su costumbre, las anotó profusamente. El atractivo para Newton fue múltiple: (1) Claridad teórica: D’Espagnet ofrecía una exposición sistemática de las leyes de la alquimia que resonaba con el deseo de Newton de encontrar orden y universalidad en la naturaleza. Aforismos como “Nature enjoys unity; art must imitate this unity” habrían sonado verdaderos para Newton, quien de manera similar buscaba una ley única subyacente a los fenómenos. (2) Integración con la física: La filosofía natural hermética de d’Espagnet (la luz como fuente de las formas, un solo espíritu que impregna la materia) podía mapearse sobre las propias ideas de Newton acerca de la luz de Dios y de un espíritu sutil omnipresente. De hecho, Newton, en sus escritos teológicos privados, reflexionó a menudo sobre la “light of Genesis” y el Espíritu de Dios, conceptos no muy distintos del marco de d’Espagnet. (3) Guía práctica oculta en máximas: A pesar de su brevedad, el Hermetic Arcanum incluye orientaciones concretas: indica qué ingredientes no son los de los Filósofos (por ejemplo, no el oro o la plata comunes), advierte contra el calor excesivo, etc. Newton cribaría esto en busca de pistas operativas. Sabemos por sus manuscritos (Keynes MS. 19, el mismo que contiene las notas sobre Sendivogius) que Newton hizo extractos anotados también de d’Espagnet, con citas latinas del Arcanum en una columna y los comentarios de Newton en otra. Esta anotación paralela sugiere que Newton recorrió sistemáticamente el Arcanum línea por línea, asegurándose de interpretar correctamente cada canon. Además, el interés de Newton por la cronología y la sabiduría antigua pudo haber encontrado consuelo en la afirmación de d’Espagnet de que la alquimia es una ciencia noble que se remonta a la Antigüedad (d’Espagnet, hombre erudito, citaba referencias bíblicas y clásicas a la alquimia). En conjunto, d’Espagnet ofreció a Newton una concisa “lista de verificación” de la filosofía alquímica, una herramienta perfecta para verificar que su propia comprensión fuera completa y estuviera en línea con una fuente respetada.

Comentarios y ejemplos de Newton: Las notas de Newton sobre d’Espagnet lo muestran descifrando el Hermetic Arcanum de la misma manera que hizo con Sendivogius. Por ejemplo, uno de los cánones del Arcanum afirma: “In our Work, all proceed from one root, appearing under three species.” D’Espagnet quiere decir que la materia de la Piedra produce tres principios (mercurio, azufre, sal) pero que en última instancia es una sola cosa. La explicación de Newton en sus notas: “One Matter, triple in aspect – i.e., from one substance we obtain philosophical Mercury, Sulphur, and Salt”, lo expone directamente. Otro canon aconseja: “The Stone is a fire that carries in its belly the wind.” Newton escribe al lado: “Mercury (windy vapor) is imprisoned in the Stone (earthy fire)”, interpretando la metáfora en una imagen material. En los pasajes donde d’Espagnet es especialmente lacónico, Newton a veces remite a otros autores para una mayor elaboración. Por ejemplo, cuando una línea del Enchiridion dice “Light is the universal form”, Newton anotó un recordatorio para rememorar las reflexiones de Francis Bacon sobre un medio etéreo de la luz, tendiendo un puente entre la afirmación hermética de d’Espagnet y el pensamiento científico emergente. El ejemplar personal de Newton de d’Espagnet (según evidencia anecdótica en el sitio Adept Initiates) tenía notas marginales que vinculaban conceptos como “universal solvent/aether”, “magnetism/gravity” y “properties of light” con pasajes correspondientes. Esto indica con fuerza que Newton veía los principios alquímicos de d’Espagnet como paralelos a sus propias investigaciones físicas: por ejemplo, pudo haber equiparado el “espíritu universal” de d’Espagnet con el espíritu gravitacional o el aether en sus teorías ópticas. En el plano puramente práctico, d’Espagnet escribe: “The key to our work is the Green Lion.” Nota de Newton: “Green Lion = crude antimonial vitriol. Use it to extract our Mercury.” Dedujo esto a partir de los contextos de Basil y Sendivogius, enriqueciendo así el aforismo de d’Espagnet con especificaciones tomadas de otros lugares. De este modo, el comentario de Newton a menudo importa conocimiento de un texto para aclarar otro.

Exactitud y síntesis de Newton: Newton trató el Arcanum de d’Espagnet con profundo respeto: sus notas rara vez, si es que alguna vez, cuestionan un punto; su objetivo es desplegarlo. La fidelidad al texto de d’Espagnet es alta: Newton cita o parafrasea de cerca los aforismos latinos, asegurándose de no apartarse de la redacción del autor. En la interpretación, aparece el patrón típico de Newton: paráfrasis química directa de una redacción mística. D’Espagnet: “Join the male and female, and putrefy.” Newton: “Conjoin Sulfur (♂) and Mercury (♀) and let them rot into blackness.” – una interpretación literal alineada con el significado alquímico estándar. No hay evidencia de que Newton haya malinterpretado algún punto importante; por el contrario, sus interpretaciones se alinean con las lecturas modernas de estos textos por parte de los especialistas. Por ejemplo, cuando d’Espagnet enfatiza la pureza y la sutileza, Newton lo vincula con destilaciones y filtraciones repetidas, un correlato práctico correcto. Lo que sí hizo Newton fue sintetizar los cánones de d’Espagnet con el conocimiento experimental. Los estudiosos modernos como B.J.T. Dobbs señalan que las notas de laboratorio de Newton a menudo reflejan la guía de d’Espagnet en acción: por ejemplo, el cuidadoso control del calor en los experimentos de Newton de 1678–1680 hace eco de la advertencia del Arcanum sobre que “inconstancy of fire ruins the work”. Esto sugiere que Newton internalizó las reglas de d’Espagnet y les fue fiel tanto en la práctica como en el papel. Newton también utilizó a d’Espagnet como referencia para evaluar a otros autores: si algo en, digamos, George Starkey contradecía un canon de d’Espagnet, Newton podía considerarlo sospechoso. Sin embargo, la mayoría de las veces Newton encontró congruencia, lo que reforzó su confianza en que existía una verdadera “teoría universal” de la alquimia, compartida por los mejores maestros. Los grandes patrones en la forma en que Newton reformuló a d’Espagnet son dos: explicación de la alegoría en proceso químico y unificación de conceptos a través de las fuentes. Las referencias cruzadas marginales de Newton (como anotar la traducción de Elias Ashmole o vincular cánones con las prácticas de Basil Valentine) indican que Newton veía el Hermetic Arcanum como un esquema en el que podía encajar todo su conocimiento alquímico. En esencia, utilizó el Hermetic Arcanum como un andamiaje para organizar y confirmar las ideas dispersas de otros textos. El resultado fue que la comprensión de la alquimia por parte de Newton se volvió inusualmente integrada y sistematizada. Los expertos modernos se maravillan de cómo Newton, triangulando fuentes como d’Espagnet, Sendivogius y Starkey, logró evitar muchas trampas de la literatura alquímica y, en muchos casos, corrigió errores de copistas u ofuscaciones intencionales mediante la comparación. En el caso de d’Espagnet, Newton no tuvo que corregir mucho: el texto ya era preciso, pero lo aprovechó para corregirse a sí mismo, asegurando que su fundamento teórico fuera sólido. Al hacerlo, Newton se mantuvo muy fiel a la letra y al espíritu de d’Espagnet, mientras amplificaba su importancia al conectarlo con la más amplia “significación metafísica” (luz, forma universal, etc.) que interesaba profundamente a Newton.

‘Six Keys’ of the Hermetic Triumph de Limojon de Saint-Didier#

Contexto y temas: En 1689, Alexandre-Toussaint de Limojon de Saint-Didier publicó Le Triomphe Hermétique (“El Triunfo Hermético”), una obra alquímica francesa redactada como una serie de cartas. La sección final, titulada “Lettre aux vrais Disciples d’Hermès, contenant six principales clés de la Philosophie Secrète” (“Carta a los verdaderos Discípulos de Hermes, que contiene seis claves principales de la filosofía secreta”), presenta seis claves alegóricas de la Gran Obra alquímica. Cada “clave” es una descripción ricamente simbólica de una fase en la creación de la Piedra Filosofal: por ejemplo, una clave habla de Diana y las palomas (indicando purificación y volatilización), otra del León Verde (disolución por un disolvente vitriólico), etc. Estas seis claves esencialmente recapitulan las mismas etapas estándar (ennegrecimiento, emblanquecimiento, enrojecimiento, multiplicación, etc.) pero de manera oscura y florida, típica de la alquimia francesa de finales del siglo XVII. La obra de Limojon fue notable por reafirmar alegorías tradicionales en una época en que algunos alquimistas se inclinaban hacia un lenguaje más “químico”. Sin embargo, Hermetic Triumph fue bien recibida y pronto traducida: se la consideró un compendio respetable de la sabiduría alquímica. Es importante señalar que, en 1690, apareció una edición inglesa y para 1700 era conocida en los círculos alquímicos de toda Europa.

Motivación de Newton: Newton quedó tan impresionado por las Six Keys que emprendió la tarea de traducir al latín la totalidad de la “Carta a los verdaderos Discípulos de Hermes”. En ese momento (inicios de la década de 1690), el texto de Limojon solo existía en francés; Newton presumiblemente quería trabajar con él en latín, la lengua franca de las notas eruditas y quizá para compartirlo con colegas lectores de latín (o simplemente para tenerlo en un idioma en el que se sentía más cómodo analizándolo a fondo). Esto se evidencia en el Keynes MS. 23, el manuscrito de Newton titulado “Epistola ad veros Hermetis Discipulos continens Claves sex principales Philosophiae secretae”, que es la propia versión latina de Newton de las seis claves de Limojon. La motivación de Newton para esta laboriosa tarea fue probablemente doble: (1) Comprensión: traducir un texto palabra por palabra es una forma de lectura profunda. Newton se aseguró de captar cada matiz de las alegorías al verterlas al latín, a veces un idioma más preciso para los términos alquímicos (dado el vocabulario latino ya establecido para ellos). (2) Integración: Newton pudo haber tenido la intención de circular esta traducción entre su pequeño círculo de corresponsales alquímicos (aunque hay pocas pruebas de que lo hiciera). Alternativamente, tenerla en latín le permitió anotarla profusamente y hacer referencias cruzadas con otros textos latinos (lo cual hizo; mantuvo su traducción en consonancia con los términos usados en el Theatrum Chemicum y otras compilaciones latinas). Newton claramente estimaba las Six Keys. De hecho, escribió también un extenso comentario sobre ellas (MS. 21 “The Method of the Work”). Las seis claves proporcionaron a Newton otra guía estructurada a través de las etapas del opus, muy similar a las Puertas de Ripley o los cánones de d’Espagnet, y Newton probablemente quiso poner a prueba su comprensión viendo si podía “desbloquear” estas claves. El hecho de que se tomara la molestia de traducir a Limojon sugiere que encontró en esas alegorías francesas algunas perspectivas nuevas o confirmaciones que no había visto en otros lugares. Quizá Limojon incluyó jerga alquímica contemporánea o sutiles indicios que Newton consideró lo bastante valiosos como para trabajar arduamente sobre ellos.

Traducción y notas de Newton: La traducción latina de Newton se apega estrechamente al original francés (que es bastante metafórico). Por ejemplo, donde Limojon escribió en francés: “La première clef est le Lion verd qui va devorant le Soleil…” Newton traduce: “Clavis Prima est Leo viridis Solem devorans…” – «La primera llave es el León verde que devora el Sol…». Luego continúa describiendo la alegoría en latín, preservando las imágenes: el león verde (disolvente vitriólico) que se come el sol (oro) produce una “teinture crue” (tintura cruda) que debe ser puesta a putrefacción, etc., todo ello vertido fielmente en giros latinos. El manuscrito de Newton muestra muy pocas correcciones, lo que implica que preparó cuidadosamente la traducción (y posiblemente la revisó). Un aspecto interesante: Newton añadió referencias a pie de página en su traducción; por ejemplo, después de traducir un símbolo particularmente difícil, podía añadir una nota marginal comparándolo con un símbolo similar en Theatrum Chemicum de Zetzner o con una de las Puertas de Ripley. Esto revela el método comparativo de Newton en acción. Además, en los márgenes de su Epistola, Newton escribe ocasionalmente sinónimos: si Limojon usaba un término poético como “Salamandre” (salamandra, emblema del fuego), Newton anotaba “ignis” (fuego) en el margen para recordar lo que significa. Al hacerlo, básicamente anotó la traducción para mayor claridad. Hay indicios de que Newton consultó una traducción latina publicada un poco después (el Newton Project señala que hacia 1700 existía una versión latina en una revista alemana). Sin embargo, la de Newton es anterior y se considera obra suya. Después de traducir la carta, Newton no se detuvo: escribió “The Method of the Work” («El método de la obra»), un comentario aparte de 35 páginas que analiza cada llave en profundidad. En ese comentario, descompone cada alegoría paso a paso y la correlaciona con operaciones reales. Por ejemplo, para la llave del León Verde, el comentario de Newton la explica como la disolución del oro en ácido vitriólico para hacer una solución áurea (la tintura cruda). Luego probablemente expone cómo ésta debe digerirse hasta una etapa negra, etc., citando paralelos de otros autores en sus notas. Esto demuestra que la relación de Newton con Limojon no fue una traducción pasiva: fue una interpretación y un uso activos.

Exactitud y fidelidad interpretativa: Por todos los indicios, la traducción latina de Newton de las Six Keys es extremadamente fiel al original francés. El equipo del Newton Project incluso sugiere que es «probablemente traducción del propio Newton» debido a lo literal y «newtoniana» que es. No embelleció ni abreviò; mantuvo intactas las elaboradas alegorías. Cualquier matiz sutil de significado que pudiera perderse o alterarse en la traducción parece haber sido manejado con cuidado: Newton dominaba lo suficiente ambos idiomas y el idioma alquímico como para acertar. Por ejemplo, el paso del francés “Lion verd” al latín “Leo viridis” es directo; pero donde Limojon podía usar una frase idiomática, Newton encuentra un equivalente latino adecuado. Es importante que se aseguró de que los términos técnicos se vertieran de manera consistente con su uso en otros textos alquímicos latinos (como señala la mención del Newton Project de que consultó las notas a pie de página de Bibliothèque des Philosophes y Theatrum Chemicum mientras traducía). Esto significa que Newton también buscaba la fidelidad interpretativa: quería que los lectores (incluido su yo futuro) reconocieran al instante a qué sustancias o etapas aludía Limojon. El efecto es que el latín de Newton quizá sea más claro que el francés para alguien versado en la tradición alquímica latina. En su comentario (Method of the Work), la fidelidad interpretativa de Newton es sólida en el sentido de que no fuerza una interpretación que contradiga el texto; más bien lo ilumina por medio de referencias cruzadas. Por ejemplo, Limojon describe en un punto “une aigle qui vole sans cesse” (un águila que vuela sin cesar – símbolo de volatilización). Newton, en el comentario, citará, digamos, la mención del águila en Basilio Valentín (ya que Basilio usa águilas para significar destilaciones repetidas de mercurio) para reforzar que sí, “águila voladora” significa destilación. De este modo se mantiene fiel a lo que Limojon pretendía, respaldándolo con autoridad. Los patrones en el replanteamiento que hace Newton de Limojon incluyen un desciframiento sistemático: cada figura mítica se convierte en una operación o ingrediente químico en el margen de Newton. Marte y Venus en las llaves se convierten en hierro y cobre, Diana se convierte en plata o la luna (el principio blanco), el Dragón se convierte en antimonio crudo o la parte fija, etc. Newton muestra casi ninguna duda en sus glosas: escribe como si estuviera seguro de cada correspondencia. Las evaluaciones académicas modernas (por ejemplo, de Dobbs y Figala) indican que las interpretaciones de Newton se alinean con el consenso de los alquimistas sobre estos símbolos. Donde Newton pudo haber añadido su propio matiz es posiblemente en el comentario filosófico: Limojon, siendo francés, imprimió en algunos pasajes un cierto giro cartesiano o espiritual, pero Newton podría superponer un poco más de su metafísica neoplatónica de la luz al interpretarlo. Sin embargo, cualquier tal superposición es sutil; principalmente, Newton utilizó las llaves de Limojon para confirmar y aclarar las etapas de la obra, no para derivar principios cósmicos (para eso tenía a d’Espagnet y otros). En efecto, el uso que Newton hace de las llaves de Limojon en su manuscrito Method es muy práctico: se lee como un comentario de instrucciones disfrazado de alegoría. En suma, los esfuerzos de Newton con las Six Keys ponen de relieve su minuciosidad: tradujo fielmente un nuevo texto alquímico y luego lo analizó críticamente, asegurándose de que ningún conocimiento quedara atrás debido a una barrera lingüística o a un giro oscuro de frase. Subraya el patrón de Newton de no dejar piedra sin remover (juego de palabras intencional) en su búsqueda de la Piedra Filosofal: incluso textos relativamente recientes como el de Limojon los abordó con la misma intensidad que obras más antiguas y veneradas.

“Manna”: Un tratado alquímico anónimo y las anotaciones de Newton#

Contexto y temas: “Manna” es el título de un manuscrito alquímico inglés anónimo del siglo XVII, subtitulado “A Disquisition of the Nature of Alchemy”. Circulando en manuscrito (y apareciendo más tarde en una antología, Aurifontina Chymica, 1680), Manna es una pieza reflexiva que discute los verdaderos fines de la alquimia y proporciona algunas “recetas” prácticas. Declara notablemente que hacer oro es el menor de los objetivos de la alquimia, elevando en su lugar la búsqueda de la medicina universal y de un conocimiento filosófico más profundo. El tratado anima al lector a buscar la esencia espiritual en los metales y en sí mismo: una perspectiva alquímica bastante madura que mezcla lo místico y lo práctico. Tras la parte teórica, Manna incluye una serie de recetas, por ejemplo, métodos “para hacer todas las piedras preciosas mejores que las naturales” y “para hacer un diamante”, y luego expone la Praxis of the Stone (Práctica de la Piedra) y su Multiplication (Multiplicación). El texto termina con un “Epitome of the practice of the work” (Epítome de la práctica de la obra). En resumen, Manna oscila entre la filosofía (argumentando que la alquimia es una ciencia divina insinuada en la Escritura) y la instrucción práctica (transmutación de metales, gemas artificiales, etc.), convirtiéndolo en un puente entre la teoría alquímica y el manual de laboratorio.

Motivación de Newton: Newton se topó con Manna en 1675 a través de su amigo de Cambridge Ezechiel Foxcroft (quien estaba él mismo involucrado en círculos alquímicos y había traducido las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz). Foxcroft le dio a Newton una copia de Manna, que Newton leyó de inmediato y anotó profusamente. El momento es clave: 1675 fue el año en que Newton comenzó experimentación alquímica más seria (tras su pausa de 1673 por la controversia óptica). La mente de Newton en ese momento se volvía hacia cómo la alquimia podría unificar verdades físicas y espirituales. Manna hablaba directamente de eso, afirmando que la Escritura y la alquimia comparten secretos y que la sabiduría de Salomón era de naturaleza alquímica. Newton se sintió profundamente intrigado por la idea de que la alquimia pudiera ser un depósito de la prisca sapientia – el conocimiento divino dado a los antiguos. De hecho, una de las notas marginales de Newton en Manna, célebremente, es una reflexión que vincula la alquimia con el rey Salomón y la sabiduría bíblica: “This philosophy, both speculative and active, is not only to be found in the volume of nature, but also in the sacred scriptures… In the knowledge of this philosophy, God made Solomon the greatest philosopher in the world.”. Esta es una anotación del propio Newton, que revela su motivación: creía en la afirmación de Manna de que la alquimia y la verdad bíblica convergen. Además, Manna ofrecía datos prácticos (como recetas para mejorar gemas o hacer el “præcipiolum” de Paracelso), que habrían despertado la curiosidad experimental de Newton. El tratado también incluía variantes de lectura de cierto manuscrito (anotadas como dadas por “W.S. in 1670 to Mr. F. and by Mr. F. to me 1675”), lo que significaba que Newton podía dedicarse a su amado ejercicio de comparar versiones. En suma, Manna llegó a manos de Newton en un momento en que buscaba tanto filosofía teológicamente significativa en la alquimia como procesos dignos de laboratorio – y Manna proporcionó material para ambos.

Anotaciones y reflexiones de Newton: La copia de Manna de Newton (Keynes MS. 33) está escrita en parte por otra mano (el texto principal) y en parte por la mano de Newton (sus notas y añadidos). Leyó el discurso sobre la naturaleza de la alquimia y claramente quedó impresionado por su afirmación de que “making gold is the most trivial of its aims”. En el margen junto a esto, Newton escribió un enfático “NB” o una pequeña marca, indicando aprobación. Posteriormente subrayó la parte que enumeraba objetivos más elevados (como la curación, la comprensión de la naturaleza y de Dios). Newton luego añadió dos recetas adicionales de su propia cosecha en la página titulada Praxis Lapidis (Práctica de la Piedra) y Multiplication (Multiplicación), que no estaban en el texto original. Estas recetas procedían presumiblemente de otras lecturas o corresponsales de Newton: al añadirlas, Newton estaba ampliando Manna con pasos prácticos adicionales. Tras el texto principal, Newton añadió una serie de “notes & different readings” (notas y lecturas diferentes). Aquí comparó el texto de Manna que tenía con otra versión manuscrita a la que Foxcroft tenía acceso. Por ejemplo, si Manna decía “our Mercury is not common Quicksilver” pero el manuscrito de Foxcroft tenía una redacción ligeramente distinta, Newton anotaba esa variante. Esto muestra la minuciosidad erudita de Newton incluso con un tratado anónimo: quería el texto más correcto. Las notas de Newton también profundizan en referencias bíblicas: Manna en sí toma su nombre del alimento milagroso del cielo, y salpica alusiones bíblicas (Génesis, Job, Salmos). Newton las amplió: en una nota, hace referencia cruzada a Proverbios, donde Salomón menciona Manna simbólicamente, vinculándolo con la sabiduría del cielo (Newton probablemente vio allí una metáfora alquímica). La anotación más famosa que hizo Newton, como se mencionó, conecta el tratado con el Templo de Salomón y la sabiduría. Newton escribió esa anotación en 1675 en el margen, sermoneando efectivamente que esta filosofía alquímica está oculta en la Escritura y que Salomón la conocía. Este momento de anotación es revelador: Newton está, en efecto, justificando su estudio de la alquimia mediante la Escritura, alineándose con el argumento de Manna. Sugiere que Newton experimentó una especie de síntesis intelectual o incluso revelación ese año: el estudio oculto que estaba llevando a cabo formaba parte del plan de Dios, no estaba en conflicto con su fe o su filosofía natural. La última adición de Newton a Manna fue un “Epitome of the Practice”, básicamente un resumen conciso de cómo realizar la obra alquímica, en sus propias palabras, que colocó al final del manuscrito. Es como si Newton hubiera destilado todo en una hoja de trucos para el laboratorio: un reflejo de su mentalidad práctica.

Exactitud y capas interpretativas de Newton: Al anotar Manna, Newton mantuvo intacto el texto original (copiado por otro escriba), pero a través de sus notas se involucró críticamente. Su nota de variant readings muestra un enfoque de crítico textual: no se contentaba con una sola copia; buscaba la exactitud mediante la colación. Esto implica que sospechaba errores u omisiones menores en una versión, que intentaba corregir. Las diferencias que anotó eran pequeñas (elección de palabras, etc.), pero muestran el patrón de fidelidad de Newton: primero obtener bien el texto. En cuanto a la interpretación, el contenido de Manna no necesitaba “descodificación” como otras alegorías; era relativamente directo en prosa. El comentario de Newton, por tanto, no trata de explicar las metáforas de Manna, sino de ampliar sus implicaciones. Donde Manna decía “alchemy’s greatest secrets lie also in Scripture”, la anotación de Newton proporciona ejemplos escriturarios concretos (referencias a Génesis, Job, Salmos) para reforzar esa afirmación. Es Newton añadiendo profundidad y apoyo probatorio: una capa interpretativa que alinea Manna con los extensos estudios bíblicos de Newton. Newton no contradijo Manna en ninguna parte de sus notas; su tono es de acuerdo y amplificación. Incluso en las recetas prácticas, Newton no las marcó como erróneas: de hecho, las consideró lo bastante creíbles como para añadir más. Por ejemplo, Manna incluía una receta para hacer gemas que superaran a las naturales. Newton, en lugar de dudar de ella, la complementó con información adicional (quizá remitiéndose a Boyle u otros sobre gemas falsas). Este patrón indica que Newton consideraba Manna digno de confianza. Los estudiosos modernos observan que Manna influyó en la perspectiva de Newton sobre el propósito de la alquimia; después de 1675, los escritos de Newton hablan cada vez más de la alquimia en términos exaltados (ya no sólo como un medio para hacer oro, sino para adquirir sabiduría sobre las leyes divinas de la naturaleza). Ese cambio hace eco de la tesis de Manna y de la propia afirmación marginal de Newton. En el plano de la fidelidad técnica, el Epitome of the Practice de Newton al final de Manna muestra cómo interpretó las instrucciones de todo el tratado. Si comparamos ese epítome con otros procesos conocidos que Newton escribió, encaja bien (por ejemplo, como otras fuentes, el epítome de Newton enfatiza la purificación del mercurio, luego la conjunción con el azufre, etc.). No hay distorsiones flagrantes: es un resumen justo por parte de Newton, coherente con los procesos alquímicos dominantes. Podría decirse que Newton replanteó Manna al vincularlo explícitamente con Salomón y la Escritura, algo que Manna sólo insinuaba. Esta es la impronta personal de Newton: amplió el significado metafísico. La evaluación moderna (por ejemplo, Dobbs, Janus Faces, p.111-112) señala el debate académico sobre si Foxcroft (Mr. F.) fue en realidad el autor de Manna. Sea como fuere, Newton lo tomó en serio como una fuente genuina de conocimiento oculto. En conclusión, la relación de Newton con Manna se caracterizó por la concordancia y la mejora: preservó fielmente sus argumentos y recetas, abrazó plenamente su postura filosófica (incluso haciéndose eco de ella con sus propias palabras) y enriqueció el texto con referencias cruzadas eruditas y escriturarias que anclaron Manna en un marco intelectual más amplio. A través del Manna anotado por Newton vislumbramos cómo se esforzó por unificar “el volumen de la naturaleza” con “las sagradas escrituras” bajo el estandarte común de una teología alquímica: una clave esencial para comprender la mente de Newton, donde ciencia, fe y ocultismo se encontraban.


Conclusión: Las traducciones, extractos y comentarios de Isaac Newton sobre textos alquímicos y esotéricos revelan un intelecto que aplica el mismo rigor minucioso a los misterios herméticos que a la óptica o la gravedad. Newton abordó cada texto – ya fuera la antigua Tabla Esmeralda o el contemporáneo Hermetic Triumphmeticulosamente y con reverencia: preservando su letra, sondeando su significado oculto y poniendo a prueba su validez frente a otras fuentes y a sus propios experimentos. Vemos a Newton como un filólogo de la alquimia, colacionando manuscritos en busca de la lectura más auténtica; como un exegeta, descifrando emblemas codificados en operaciones químicas; y como un analista crítico, señalando dónde los autores coincidían o erraban, y corrigiendo inconsistencias mediante referencias cruzadas. De manera notable, a lo largo de estos estudios Newton mantuvo un marco interpretativo cohesivo. Emergen patrones: identifica de manera consistente la “una cosa” de los sabios como la materia unificada que produce azufre y mercurio; equipara el León Verde o Dragón Verde en distintos textos con ácido vitriólico o compuestos antimoniales, sin vacilar en esa convicción; ve en todas estas fuentes una confirmación del proceso cíclico de la naturaleza – disolución, purificación y reunión – proceso que creía reflejado en la Escritura y en la creación.

En términos de exactitud y fidelidad, las traducciones de Newton (por ejemplo, de la Tabla Esmeralda y de las Six Keys) son elogiadas por los estudiosos modernos por su precisión literal y su coherencia con el significado original. Cuando Newton se apartó de un texto fuente, fue generalmente de manera deliberada y erudita: como al usar una versión latina más autorizada para enmendar los errores de una traducción inglesa, o al incorporar variantes manuscritas para asegurarse de que nada se perdiera. Estas intervenciones muestran a Newton como editor crítico, más que como alguien que impone su propio capricho. Al mismo tiempo, sus glosas interpretativas a veces simplificaron las ricas ambigüedades de sus fuentes. Sus comentarios suelen reducir una imagen mística a un significado químico específico, lo que podría dejar de lado lecturas espirituales alternativas que el autor original permitía. Por ejemplo, Newton insistió en que la Tabla Esmeralda de Hermes trataba del “Mercurio de los filósofos” que rige tres reinos, centrándose en una sustancia alquímica literal donde otros podrían haber leído una verdad metafísica más amplia. Sin embargo, incluso aquí, Newton seguía fielmente una de las vetas del comentario hermético (la veta alquímica), aunque no explorara otras (la veta puramente espiritual). En esencia, el replanteamiento de Newton tendía hacia lo operacional y lo unificador. Favorecía interpretaciones que se alinearan con una filosofía natural unificada: una en la que los mismos principios gobiernan planetas y palingenesia, metales y medicinas, la Palabra de Dios y las Obras de Dios. Al hacerlo, a veces pasaba por alto los aspectos más fantasiosos o polisémicos de estos textos esotéricos. Pero lejos de distorsionarlos, este enfoque permitió a Newton tejer un tapiz coherente a partir de fuentes diversas.

Los estudiosos modernos reconocen ampliamente que la relación de Newton con la alquimia no fue una obsesión ciega, sino una investigación sistemática impulsada por objetivos intelectuales reales. Buscaba nada menos que las leyes fundamentales de la materia y del espíritu. Newton creía que los antiguos alquimistas habían tenido intuiciones de estas leyes – codificadas en sus textos – y que, al descifrarlas, podría alcanzar un conocimiento de la naturaleza tan profundo como el que sus Principia proporcionaban en mecánica. El objetivo intelectual de Newton era encontrar las causas simples y universales detrás de fenómenos complejos: en la gravitación, la fuerza del inverso del cuadrado; en los colores, el espectro de la luz; y en la alquimia, el “espíritu mercurial” que vincula toda la creación. Vemos este objetivo reflejado en la forma en que Newton abrazó con entusiasmo la idea de Sendivogius de un espíritu vivificante en el aire: era una clave unificadora para la biología, la química e incluso la astronomía en su mente. La significación metafísica y filosófica de los textos que Newton eligió se subraya por sus intentos constantes de vincularlos con verdades superiores: Manna con la Escritura y la sabiduría divina, Hermetic Arcanum con una filosofía de la luz y la creación, la Tabla Esmeralda con una prisca sapientia subyacente a todas las religiones. Los contemporáneos de Newton no conocieron este lado suyo, pero sus papeles privados muestran que veía la alquimia como una búsqueda sagrada: una que podía revelar el Espíritu de Dios en el mundo, así como su física revelaba el orden de Dios en los cielos.

En conclusión, las traducciones y análisis de Newton de textos alquímicos se llevaron a cabo con fidelidad erudita y perspicacia interpretativa. Donde encontró errores o ambigüedades, los corrigió mediante comparaciones autorizadas; donde encontró verdades, las amplificó e integró en su propio sistema. Newton se mantuvo en gran medida fiel a la intención de sus fuentes – de hecho, a menudo aclarando su intención mejor de lo que ellos mismos lo hicieron – y, sin embargo, también reformuló su misticismo en una narrativa racional de los procesos de la naturaleza. Es un testimonio de la disciplina intelectual de Newton que se relacionara con autores ocultistas no con credulidad o capricho, sino con reverencia crítica: tratando sus escritos como artículos científicos codificados que había que descifrar. Los estudiosos modernos que examinan la obra alquímica de Newton (como Dobbs, Newman, Figala) concluyen que Newton no practicó la alquimia en el vacío, sino que se basó en el trabajo de maestros anteriores, escrutándolos y a veces superándolos en comprensión. Sus cuadernos muestran una alquimia transformada: de un laberinto de recetas oscuras a un programa experimental coherente guiado por principios claros, muchos de esos principios destilados de los mismos textos que tradujo y anotó. Al final, aunque Newton nunca divulgó públicamente estos estudios esotéricos, informaron su concepción amplia de la naturaleza como un sistema unificado, regido por leyes, e impregnado de propósito divino. El “último de los magos”, como Keynes llamó a Newton, fue en verdad uno de sus mayores eruditos: aportando luz a la oscuridad alquímica mediante el poder de la traducción, el análisis y una creencia inquebrantable de que la Verdad, como la luz, era una.

Fuentes:

  • Newton’s manuscript translations and notes as catalogued by the Newton Project and Chymistry of Isaac Newton (Keynes Mss. 13, 14, 15, 16, 17, 19, 21, 23, etc.).

FAQ#

Q1. Why did Newton invest so much time in alchemy?
A. He believed ancient sages encoded true natural laws in symbolic language (prisca sapientia). Alchemical texts, to Newton, preserved fragments of a unified physics of matter—a pursuit he approached as rigorously as optics or mechanics.

Q2. How faithful are Newton’s translations?
A. Generally close to the Latin (and sometimes French) witnesses he used. Where he diverges is in commentary, mapping Hermetic images (e.g., “Mercury,” “as above, so below”) to a proto‑chemical theory of sulphur–mercury and universal spirit.

Q3. Is the Emerald Tablet authentically ancient?
A. It is a late antique/medieval Hermetic text with Arabic and Latin lines of transmission, not Pharaonic; its value is philosophical and programmatic rather than historical reportage.

Q4. Did this work inform his “real” science?
A. It influenced heuristics (active principles, subtle media, unity across kingdoms). While transmutation failed, the search for hidden agents resonates with his thinking on forces/aether.

Q5. How should modern readers treat these notebooks?
A. As serious scholarship in a different paradigm—philological, experimental, theological—that illuminates Newton’s method and ambitions even where chemistry has moved on.

  • Dobbs, B.J.T., The Janus Faces of Genius: The Role of Alchemy in Newton’s Thought (Cambridge, 1991), which includes transcripts and analysis of Newton’s Emerald Tablet commentary and Manna annotations.

  • Dobbs, B.J.T., “Newton’s Commentary on the Emerald Tablet of Hermes Trismegistus: Its Scientific and Theological Significance,” in Hermeticism and the Renaissance (Folger, 1988).

  • Figala, Karin, and others on Newton as an alchemist (notably Figala’s research on Newton’s manuscripts and “De Scriptoribus Chemicis” notes).

  • Newman, William R., Newton the Alchemist: Science, Enigma, and the Quest for Nature’s “Secret Fire” (Princeton, 2018) – providing context on texts like Ripley Reviv’d, Starkey’s influence, and Newton’s laboratory work reflecting these sources.

  • The Chymistry of Isaac Newton website and Newton Project database for primary source excerpts and commentary on each manuscript.

  • Manuscripts in the National Library of Israel (e.g., NLI Yahuda MS. Var. 259) and Cambridge Digital Library (e.g., Newton’s Flamel manuscript at MIT) that provide evidence of Newton’s sketches and annotations on Flamel’s figures.

  • Statements by John Maynard Keynes (“Newton, the Man”, 1942) which, while calling Newton the “last of the magicians,” noted Newton’s intense scholarly approach to alchemy.

Newton’s alchemical legacy, once obscured, now stands illuminated by these studies: an extraordinary convergence of erudition and experimentation. In translating and interpreting the alchemists, Newton was seeking the ultimate keys – and in the process, he became an alchemist-scholar who nearly unlocked the code of matter centuries ahead of modern chemistry, all while never losing sight of the divine “Author of Philosophers” behind the code.