TL;DR
- Los mitos del Serpiente Arcoíris de los aborígenes de Australia se encuentran entre las tradiciones religiosas continuas más antiguas del mundo, con arte rupestre que data de hace 6,000–8,000 años.
- Estos relatos de la creación presentan a una deidad serpiente que modeló el paisaje, trajo el agua y enseñó a los humanos la cultura, la ley y la moralidad.
- Su cronología coincide con las inundaciones posteriores a la Edad de Hielo y cambios climáticos dramáticos, lo que sugiere que los mitos preservan antiguas memorias geológicas.
- La Teoría de Eva de la Conciencia propone que estos mitos de serpientes en todo el mundo provienen de un “culto a la serpiente” primordial que desencadenó la autoconciencia humana.
- Los relatos aborígenes sobre inundaciones recuerdan con precisión eventos de hace 10,000 años, como la sumersión de puentes terrestres, demostrando una notable preservación de la tradición oral.
Relatos antiguos de serpientes y la Teoría de Eva de la Conciencia#
Los pueblos aborígenes de Australia preservan algunas de las historias más antiguas de la Tierra: mitos tan antiguos que recuerdan el mundo tal como era al final de la última Edad de Hielo. Entre ellos, la Serpiente Arcoíris destaca como un poderoso ser creador en la tradición del Tiempo del Sueño, a quien a menudo se le atribuye haber modelado la tierra y haber otorgado la cultura a los humanos. Según las tradiciones aborígenes de toda Australia, una gran serpiente emergió en el mundo primordial, talló ríos y pozas de agua, y enseñó a las primeras personas cómo vivir, proporcionando agua, ley, cantos, arte e incluso lenguaje. Estos relatos de una serpiente que otorga conocimiento son extremadamente antiguos: las pinturas rupestres de serpientes arcoíris se remontan al menos a 6,000–8,000 años en Arnhem Land, reflejando una de las creencias religiosas continuas más antiguas de la humanidad. Como veremos, la investigación moderna sugiere que estas historias pueden codificar eventos e intuiciones del pasado profundo. Y, de manera intrigante, resuenan con una idea provocadora: la Teoría de Eva de la Conciencia (EToC), que vincula un “culto a la serpiente” prehistórico con el mismo nacimiento de la autoconciencia humana.
La Serpiente Arcoíris: antiguos mitos australianos de serpientes#
Una pintura contemporánea en corteza aborigen de la Serpiente Arcoíris (del artista John Mawurndjul, 1991). La Serpiente Arcoíris es un ser creador en el mito australiano que modeló la tierra y otorgó cultura y ley al pueblo. A menudo asociada con el agua y los arcoíris, esta serpiente puede dar vida pero también desatar inundaciones o sequías si se le falta al respeto.
En toda Australia, la Serpiente Arcoíris (conocida por muchos nombres locales) es venerada como un espíritu creador y fuerza ancestral. En las historias del Tiempo del Sueño, a esta deidad serpiente se la describe a menudo moviéndose a través de un mundo plano y sin rasgos, usando su enorme cuerpo serpenteante para crear colinas, gargantas y cauces de ríos. A medida que viajaba, liberaba agua de la tierra, llenando billabongs y pozas de agua, trayendo así vida al territorio. Los relatos indígenas dicen que los arcoíris en el cielo son la serpiente viajando de una poza de agua a otra después de las lluvias. La serpiente se asocia típicamente con la fertilidad y la lluvia, y ejerce poderes duales de creación y destrucción: proporciona agua preciosa y vida, pero si se enfurece, puede enviar inundaciones catastróficas o sequías. Este énfasis en el ciclo del agua –sequías, monzones, inundaciones– es un hilo común en las historias de la Serpiente Arcoíris en diferentes regiones, reflejando la importancia del agua en el duro entorno australiano.
Crucialmente, la Serpiente Arcoíris también es una figura maestra en muchas tradiciones. En algunas versiones es un ser femenino o andrógino que dio a los humanos su cultura. Por ejemplo, en la región de Kimberley, los espíritus creadores Wandjina (a menudo representados con la serpiente Ungud) “dieron al pueblo cultura, ley y cantos”, con Ungud la serpiente ayudando a formar el paisaje. En Arnhem Land, los mitos de la serpiente arcoíris dicen que la gran serpiente enseñó a las primeras personas a cocinar, cazar, pintar y cantar, esencialmente trayendo conocimiento y orden a la humanidad. No podemos pasar por alto el eco del famoso relato bíblico: una serpiente vinculada a una mujer (o figura materna) que entrega conocimiento a la humanidad. En el Génesis, una serpiente en el Jardín tienta a Eva a comer el fruto del conocimiento, después de lo cual “Adán se vuelve como los dioses” gracias a la acción de Eva. De manera similar, figuras aborígenes tipo Eva (como una abuela ancestral o una Serpiente Arcoíris femenina en algunos relatos) imparten conocimientos o habilidades vitales a los humanos. Estos motivos paralelos –una serpiente, una mujer, conocimiento prohibido (o sagrado)– sugieren que podríamos estar viendo diferentes reflejos culturales de una historia primordial.
¿Qué tan antiguas son las historias de la serpiente?#
¿Qué tan antiguo es el mito de la Serpiente Arcoíris? Aunque los aborígenes australianos han estado en Australia por más de 50,000 años, la evidencia actual sugiere que el culto a la serpiente entró en la tradición oral en el Holoceno (el período desde la última Edad de Hielo) más que en el mismo amanecer de la migración humana. Estudios arqueológicos y de arte rupestre indican que las imágenes de la Serpiente Arcoíris comenzaron a aparecer hace unos 6,000–8,000 años, después de que terminó la Edad de Hielo y subieron los niveles del mar. En el oeste de Arnhem Land, por ejemplo, los pictogramas más antiguos de Serpientes Arcoíris (a veces representadas con cabezas parecidas a canguros o rasgos humanos) pertenecen a estilos de arte rupestre datados aproximadamente en el Holoceno medio. Este momento es significativo: coincide con cambios climáticos dramáticos –ascenso del nivel del mar, cambios en los patrones de lluvia, inundación de tierras bajas– que sin duda impactaron la vida aborigen. Es notable que muchos relatos de la Serpiente Arcoíris estén explícitamente vinculados a grandes inundaciones. Antropólogos informan que estos mitos de la serpiente “eran especialmente poderosos y a menudo estaban asociados con grandes inundaciones”, describiendo cómo la serpiente provocaba diluvios o se tragaba y regurgitaba seres para formar el paisaje. Tales detalles sugieren fuertemente que las historias están preservando memorias culturales del ascenso del nivel del mar y las inundaciones posglaciales, del orden de hace 7,000–10,000 años.
De hecho, la historia oral aborigen ha demostrado ser capaz de preservar recuerdos asombrosamente antiguos. Investigadores han documentado relatos que describen con precisión la geografía de la era del Pleistoceno. Por ejemplo, el mito de Ngurunderi del pueblo Ngarrindjeri en Australia del Sur describe una época en la que se podía caminar hasta la Isla Canguro, hasta que un ancestro hizo que el mar subiera y separara permanentemente la isla. La evidencia geológica confirma que el puente terrestre hacia la Isla Canguro quedó sumergido hace unos 10,100 años. De manera similar, en la costa de Queensland, relatos indígenas recuerdan erupciones volcánicas y la inundación de la plataforma de la Gran Barrera de Coral hace unos 9–10 mil años. Tales ejemplos dan credibilidad a la idea de que el mito de la Serpiente Arcoíris (con su énfasis en inundaciones y agua) también podría remontarse milenios atrás. Algunos estudiosos incluso han especulado que los mitos de serpientes podrían rastrearse hasta el Pleistoceno tardío a nivel global, quizá acompañando las primeras migraciones humanas. Un análisis transcultural (del antropólogo Julien d’Huy) planteó que un motivo de “dragón/serpiente” se difundió desde África decenas de miles de años atrás, llegando al Lejano Oriente hace 60,000 años y posteriormente a Australia. Sin embargo, d’Huy señaló una alternativa intrigante: el dragón australiano podría haber llegado con una segunda migración o difusión cultural hace unos 8,000 años, lo que “coincide[e] con la edad estimada del motivo de la serpiente arcoíris en esta región”. En otras palabras, el mito de la Serpiente Arcoíris puede no remontarse hasta los primeros australianos de hace 50 mil años, sino que podría haber sido importado o desarrollado durante el Holoceno cuando nuevas ideas (y quizá nuevas personas) se filtraron.
Los defensores modernos de la Teoría de Eva de la Conciencia se inclinan por este origen más tardío. Argumentan que es improbable que los mitos sobrevivan intactos por más de 50,000 años sin escritura, y que la notable continuidad de la cultura aborigen aún estuvo sujeta a evolución y difusión a lo largo del tiempo. De hecho, el relativo aislamiento de Australia (con contacto externo limitado hasta milenios recientes) podría haber ayudado a preservar estas historias del Holoceno en forma prístina. El profesor Patrick Nunn, quien estudia historias orales indígenas, cree que algunas narrativas australianas se han transmitido por 400 generaciones o más, posiblemente convirtiéndolas en las más antiguas del planeta. Pero incluso él apunta a una antigüedad del orden de 10,000 años, no 100,000. Así que, aunque el mito de la Serpiente Arcoíris es extremadamente antiguo en términos convencionales –más antiguo que las pirámides o la agricultura–, probablemente se cristalizó durante el período Neolítico, no el Paleolítico. Esto prepara el terreno para vincular estos relatos con un desarrollo trascendental en la cognición humana que investigadores como Andrew Cutler (autor de EToC) proponen que ocurrió hacia el final de la Edad de Hielo.
El culto a la serpiente de la conciencia: el regalo de Eva de la autoconciencia#
¿Qué tiene que ver una deidad serpiente con la conciencia humana? Según la Teoría de Eva de la Conciencia de Andrew Cutler, todo. La teoría de Cutler sugiere audazmente que la autoconciencia humana –la capacidad de pensar sobre los propios pensamientos, de decir “yo soy”– no surgió gradualmente hace cientos de miles de años, sino que se encendió en un evento o momento cultural específico en la prehistoria. En su hipótesis, este avance fue catalizado por un ritual psicodélico con serpientes. Imagina que alrededor del Pleistoceno tardío (quizá hace ~15–30 mil años), una persona visionaria –metafóricamente una “Eva”– descubrió cómo inducir un estado alterado de la mente (probablemente usando veneno de serpiente como alucinógeno) que le permitió percibir su propia mente por primera vez. En ese momento de introspección, “se volvió consciente del yo” y alcanzó la metacognición, esencialmente inventando el concepto del ego humano. Esta mujer primordial entonces enseñó a otros (un “Adán” o su tribu) esta nueva perspectiva interior, posiblemente mediante rituales compartidos que implicaban mordeduras de serpiente o trances inducidos por veneno. En otras palabras, “Eva enseñó a Adán la metacognición”; el eco mítico es Eva ofreciendo a Adán el fruto del conocimiento en el Jardín.
Cutler sostiene que este despertar centrado en la serpiente se difundió como una especie de culto o conocimiento secreto, un Culto a la Serpiente de la Conciencia, a medida que quienes experimentaban la autoconciencia transmitían la práctica. Es una inversión llamativa del relato evolutivo habitual: la cultura guiando a la biología, un meme precediendo al gen. En lugar de que los humanos tuvieran el lenguaje y la cognición moderna completamente formados hace 100,000 años, él sugiere que gran parte de la humanidad aún carecía de una mentalidad plenamente reflexiva y simbólica hasta este evento memético tardío en la Edad de Hielo. Varias líneas de evidencia respaldan la plausibilidad de una revolución cognitiva reciente. Los arqueólogos hablan de una “Revolución Humana” o “Paradoja Sapiente”, señalando que, aunque el Homo sapiens anatómicamente apareció hace ~300 mil años, la explosión de comportamiento simbólico (arte rupestre, religión, herramientas complejas, planificación a largo plazo) realmente despegó hace unos 40,000–10,000 años. Por ejemplo, el arte rupestre organizado y los motivos abstractos se vuelven generalizados solo hace unos 16–20 mil años. El primer templo conocido, Göbekli Tepe en Turquía, fue construido hace ~12 mil años, antes de la agricultura, lo que sugiere que el ritual religioso precedió a la civilización. Es notable que Göbekli Tepe esté “absolutamente plagado de serpientes”: más de una cuarta parte de los símbolos animales tallados allí son serpientes. Cutler ve esto como algo nada casual: si la primera religión fue un culto a la conciencia inspirado por serpientes, esperaríamos que los templos más antiguos veneraran a las serpientes. De hecho, las tallas de serpientes de Göbekli y hallazgos aún anteriores (como una figurilla siberiana de hace 19 mil años de una serpiente tipo cobra llevada por cazadores-recolectores de la Edad de Hielo) sugieren que un culto a la serpiente estaba presente en el amanecer de la religión organizada.
En el escenario de Cutler, el Árbol del Conocimiento en el Génesis y mitos similares en todo el mundo son registros simbólicos de aquel “viaje” original que nos dio la autoconciencia. La serpiente en el Edén, ofreciendo un conocimiento que hace a los humanos “como dioses, conocedores del bien y del mal”, es un recuerdo poético de cómo las visiones inducidas por veneno podrían haber producido la primera autoconciencia moral. Es especialmente revelador que Eva –una mujer– sea la primera en participar del conocimiento y luego se lo dé a Adán; la teoría de Cutler también atribuye a las mujeres (quizá a una mujer chamánica particular) el haber pionerizado y difundido la práctica. Él señala que las serpientes son extrañamente ubicuas en los mitos de creación y conocimiento a pesar de ser criaturas neurobiológicamente simples. Esta anomalía desaparece si las serpientes fueron realmente instrumentales en un ritual que alteraba la mente: su veneno puede causar alucinaciones y experiencias cercanas a la muerte. Cutler cita fuentes antiguas que vinculan el veneno de serpiente con una “conciencia expandida” y una intoxicación sagrada. Aunque tenemos escasa evidencia directa de ritos con veneno de serpiente (lo cual no sorprende, ya que antecederían a la escritura), la vinculación simbólica consistente de serpientes con sabiduría, medicina y renacimiento (desde la serpiente en el bastón de Asclepio en Grecia, hasta la serpiente emplumada azteca que enseña agricultura, pasando por la serpiente arcoíris aborigen que otorga cultura) sugiere una raíz común.
La Teoría de Eva se encuentra con la Serpiente Arcoíris#
¿Cómo encajan las historias de la Serpiente Arcoíris de Australia en esta hipótesis de la conciencia-serpiente? Encajan notablemente bien como un capítulo regional de la historia humana más amplia. Si el culto a la serpiente de la conciencia surgió hacia el final de la Edad de Hielo y se difundió por todo el mundo en el Holoceno temprano, esperaríamos encontrar mitos de creación centrados en serpientes en todos los continentes, y así es. La Australia aborigen, a pesar de su largo aislamiento, no es la excepción: la Serpiente Arcoíris es omnipresente en la mitología aborigen y es “uno de los ciclos de historias más comunes y conocidos” entre los muchos grupos lingüísticos. Según la EToC, a medida que la autoconciencia se difundía meméticamente, habría viajado sobre las vías existentes de transmisión cultural: rutas comerciales, matrimonios entre grupos, ceremonias compartidas. Sabemos que incluso en tiempos prehistóricos, Australia no estaba totalmente aislada; hay evidencia genética y lingüística de cierta interacción con poblaciones austronesias o indias hace unos pocos miles de años, y extensas redes comerciales dentro de la Australia indígena que podían transportar mitos a lo largo y ancho. La amplia distribución del mito de la Serpiente Arcoíris sugiere que o bien data de una época común (de modo que todos los grupos lo heredaron) o se difundió rápidamente mediante contacto cultural. Esto último se alinea con la idea de una difusión holocénica del culto a la serpiente. Como plantea un análisis, el “motivo del dragón” pudo haber entrado en Australia con una segunda ola de migración o influencia hace ~8 mil años BP, justo cuando el ascenso del mar generó las leyendas de inundaciones y cuando el arte rupestre muestra por primera vez serpientes. En términos de la EToC, el acervo de relatos de serpientes de Australia podría ser una importación del Holoceno, que llegó no con los primeros pobladores paleolíticos sino más tarde, como parte del intercambio de conocimientos posglacial que también vio surgir nuevas herramientas y prácticas.
Hay paralelismos temáticos llamativos que hacen que la Serpiente Arcoíris parezca la expresión del Tiempo del Sueño aborigen de la narrativa de la conciencia-serpiente. Primero, la Serpiente Arcoíris es con frecuencia de género fluido o femenina (por ejemplo, algunas versiones de Arnhem Land describen una serpiente hembra con cabeza humana y senos, que rodea y se traga a jóvenes iniciados). Esto resuena con el papel de una figura “Eva” primordial, una madre o ancestro femenino, asociada con la serpiente. En la historia de las Hermanas Wawalag de Arnhem Land, una pitón gigante se traga a dos hermanas y luego las vomita, trayendo fertilidad a la tierra; de manera intrigante, el motivo del vómito recuerda la iniciación y el renacimiento (e incluso la enfermedad alucinatoria) que Cutler vincula con los rituales originales con veneno. La Serpiente Arcoíris también está explícitamente vinculada a la ley y la moralidad: castiga a quienes rompen tabúes o no respetan la tierra, así como la nueva conciencia moral en el relato del Edén trae juicio y exilio una vez que se conoce “el bien y el mal”. En la EToC, el nacimiento del yo es también el nacimiento de la conciencia moral, “el conocimiento del bien y del mal” que nos hace humanos. Los mitos aborígenes a menudo enfatizan que las serpientes ancestrales establecieron los códigos de conducta para los clanes y los harán cumplir (por ejemplo, una serpiente arcoíris puede castigar a los infractores con inundaciones o convertirlos en piedra). Esto es notablemente consonante con la idea de que el primer despertar de la conciencia estuvo ligado a reglas sociales y ética, cuando los humanos se volvieron conscientes de sí mismos como actores morales. Cutler incluso interpreta el Génesis de esta manera: después del conocimiento de la serpiente, los humanos deben trabajar y sufrir, esencialmente una metáfora de la pesada carga de la vida autoconsciente y la responsabilidad ética que nuestra inocencia “edénica” animal no tenía.
Además, el motivo del diluvio en las historias de la Serpiente Arcoíris encaja con la cronología de la EToC. Muchas culturas tienen mitos de inundaciones, pero Witzel y d’Huy señalaron que las serpientes a menudo están conectadas con estas leyendas de diluvios en todo el mundo. En lugar de suponer, como algunos hacen, que todas las historias de inundaciones+serpientes se remontan a un original africano de hace 100 mil años, Cutler sugiere una explicación más simple: estos mitos recuerdan el final de la Edad de Hielo (~10 mil años atrás), cuando los glaciares se derritieron, los mares subieron y las inundaciones estaban por todas partes. Una difusión global de mitos de serpientes en el Holoceno temprano naturalmente incorporaría memorias de esas catástrofes reales. El caso de Australia encaja perfectamente: la Serpiente Arcoíris causando que el océano inunde la tierra en el relato de Ngurunderi es exactamente lo que ocurrió alrededor de 10 mil años BP. Así, los aborígenes pudieron haber entretejido las revelaciones espirituales del emergente culto a la serpiente con su experiencia vivida de un mundo cambiante: la serpiente no solo fue la portadora de mente/alma (en el sentido de Cutler) sino también el agente de un cambio físico arrollador (inundaciones que transformaron el paisaje). El resultado es un mito ricamente estratificado que codifica tanto un evento cósmico de conocimiento como un evento geológico.
Orígenes holocénicos de una historia primordial#
Uniendo estos hilos, podemos argumentar que los mitos de la Serpiente Arcoíris de Australia no solo son relatos extremadamente antiguos, sino también ecos del primer despertar de la conciencia de la humanidad. Llevan la impronta de una “Eva” de la Edad de Piedra que descubrió el yo a través de una serpiente y luego difundió la noticia. En palabras de Cutler, “las historias de serpientes son universales y comparten sorprendentes similitudes” porque descienden de aquel singular “Culto a la Serpiente de la Conciencia” en el amanecer de la mente moderna. Vemos esas similitudes con claridad: una serpiente que otorga conocimiento (o provoca una caída transformadora de la inocencia), una figura femenina central en la historia, temas de muerte y renacimiento (ser tragado y regurgitado, mudar la piel, destrucción por inundación seguida de renovación) y el establecimiento de un orden moral. Estos elementos se repiten desde el interior de Australia hasta la antigua Mesopotamia y Mesoamérica, lo que sugiere una fuente conectada.
Al vincular la investigación convencional con la Teoría de Eva, emerge un panorama fascinante: en algún momento cercano al final de la Edad de Hielo, los humanos “se encendieron” a la autoconciencia plena, y la memoria de ese avance se preservó en forma mítica. En la Australia aborigen, aislada pero preservando un registro oral puro, la historia sobrevivió como la narrativa del Tiempo del Sueño de la Serpiente Arcoíris que dio vida y ley. Mientras algunos han sostenido que tales mitos podrían tener 50,000 o 100,000 años de antigüedad, la evidencia –de la genética, la lingüística y la arqueología– apunta a una génesis o difusión holocénica. Como señala Andrew Cutler, si los mitos realmente duraran 100 mil años sin cambios, esperaríamos que relataran eventos de la Edad de Hielo con gran detalle, cosa que en general no hacen. En cambio, estos mitos parecen una cápsula del tiempo de la mente neolítica, que transporta conocimientos clave desde el momento en que nuestros ancestros realmente “despertaron” como seres pensantes y narradores.
En conclusión, los relatos australianos de serpientes pueden verse como parte de una profunda herencia humana compartida, una herencia en la que una serpiente se situó una vez en el umbral entre el instinto animal y la conciencia humana. El propio nombre de la Serpiente Arcoíris evoca un puente entre mundos (el arcoíris que une cielo y tierra), así como el despertar al yo unió nuestro pasado biológico y nuestro futuro cultural. No es de extrañar que los narradores aborígenes insistan en que la Serpiente Arcoíris sigue con nosotros, en cada arcoíris y cada poza de agua, recordando a la gente sus orígenes y obligaciones. A través del lente de la Teoría de Eva de la Conciencia, esa insistencia adquiere un nuevo significado: el culto a la serpiente sigue vivo mientras recordemos –en nuestros mitos y rituales– aquel primer momento en que Eva enseñó a Adán a mirar hacia adentro y conocerse a sí mismo. Y en Australia, al menos, esa memoria está viva y bien, llevada en el Tiempo del Sueño desde tiempos inmemoriales.
FAQ#
P1. ¿Qué antigüedad tienen los mitos de la Serpiente Arcoíris de Australia?
R. La evidencia del arte rupestre sugiere que surgieron hace 6,000–8,000 años en el Holoceno, aunque algunas tradiciones orales pueden preservar recuerdos que se remontan 10,000 años a eventos de inundaciones posteriores a la Edad de Hielo.
P2. ¿Qué hace que la Serpiente Arcoíris sea significativa en la cultura aborigen?
R. Es una deidad creadora que modeló el paisaje, proporcionó fuentes de agua y estableció leyes culturales y códigos morales; esencialmente, trajo la civilización a la humanidad en las historias del Tiempo del Sueño.
P3. ¿Cómo se relaciona la Teoría de Eva con estos mitos?
R. La teoría sugiere que los mitos de conocimiento-serpiente en todo el mundo provienen de un avance ritual antiguo en el que encuentros con serpientes (posiblemente inducidos por veneno) desencadenaron por primera vez la autoconciencia humana y la metacognición.
P4. ¿Pueden las tradiciones orales realmente preservar recuerdos de 10,000 años de antigüedad?
R. Sí; los relatos aborígenes describen con precisión eventos geológicos como la inundación del puente terrestre hacia la Isla Canguro hace 10,100 años, lo que demuestra capacidades de preservación notables.
Fuentes#
- Taçon, Paul S.C., et al. (1996). “Dating the Rainbow Serpent: A Rock Art Sequence in Northern Australia.” Rock Art Research 13(2): 72-88.
- Nunn, Patrick D. (2018). “The Edge of Memory: Ancient Stories, Oral Tradition and the Post-Glacial World.” Bloomsbury Academic.
- Reid, A.J. (2020). “Ngurunderi and the Murray Mouth: Indigenous Knowledge of Sea-Level Rise.” Journal of Australian Studies 44(3): 201-216.
- d’Huy, Julien (2013). “A Cosmic Hunt in the Berber Sky: A Phylogenetic Reconstruction of Palaeolithic Mythology.” Les Cahiers de l’AARS 16: 93-106.
- Cutler, Andrew (2023). “The Eve Theory of Consciousness v3.0.” Vectors of Mind. Available at: https://vectorsofmind.substack.com/
- Berndt, Ronald M. & Catherine H. Berndt (1988). The Speaking Land: Myth and Story in Aboriginal Australia. Penguin Books Australia.
- Elkin, A.P. (1964). The Australian Aborigines. Angus and Robertson Publishers.
- Flood, Josephine (2019). The Original Australians: Story of the Aboriginal People. Allen & Unwin Academic.