TL;DR
- El océano Atlántico y la mítica isla Atlántida derivan ambos sus nombres del titán griego Atlas, lo que refleja una etimología compartida [^oai1] 1.
- Atlas en la mitología griega fue condenado a sostener el cielo; su nombre (“el Portador”) se asoció a las montañas del Atlas en el norte de África y, por extensión, al océano situado al oeste de ellas 2.
- Los antiguos griegos se referían al Atlántico como el “Mar de Atlas” (Atlantikôi pelágei) ya desde el siglo VI a. C. 3. Más tarde, los diálogos Timeo y Critias de Platón llamaron a la isla Atlántida (“isla de Atlas”) y al océano circundante con el nombre del primer rey de Atlas 1 4.
- Aunque Platón concibió Atlántida como una alegoría de la hybris y el colapso, el relato inspiró siglos de especulación. Eruditos renacentistas como Athanasius Kircher incluso cartografiaron la Atlántida en el Atlántico, y escritores de la Ilustración hasta ocultistas modernos la entretejieron en el acervo esotérico 5 6.
- El misticismo occidental suele ver la Atlántida como una cuna perdida de la civilización o de una sabiduría antigua. El atractivo perdurable de la historia –un gran poder hundido bajo las olas– funciona tanto como relato aleccionador como símbolo de conocimiento olvidado en la literatura, la filosofía y las tradiciones ocultas 5 7.
Atlas y el Mar de Atlas#
Atlas, el titán que sostuvo los cielos, presta su nombre tanto al océano como a la isla. Los antiguos griegos personificaron el océano Atlántico como el reino de Atlas; de ahí su nombre. En griego, Atlántico (griego Atlantikós) significa “de Atlas” 2. El término se refería originalmente al mar frente a la costa de Mauritania (noroeste de África), cerca de las montañas del Atlas, llamadas así por el titán Atlas 2. En el mito, Atlas fue castigado a soportar eternamente el cielo sobre sus hombros, y su nombre se interpreta tradicionalmente como “el Portador [de los cielos]” 8. De forma muy apropiada, poetas griegos hacia el siglo VI a. C. ya hablaban del océano occidental como Atlantikôi pelágei, el “Mar de Atlas” 3: una vasta y misteriosa extensión más allá de las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar).
Para la época de Heródoto y otros escritores clásicos, la designación “Atlántico” había pasado a significar el océano más allá del Mediterráneo. Platón, escribiendo en 360 a. C., se basó en esta nomenclatura al elaborar su alegoría de la Atlántida. En el diálogo Critias, describe cómo el mar y la gran isla que había en él recibieron su nombre de Atlas, el primer rey de la Atlántida: “al mayor, que fue el primer rey, lo llamó Atlas, y después de él toda la isla y el océano fueron llamados Atlánticos” 1. En el mito platónico, Atlas no es el titán, sino un hijo del dios marino Poseidón, pero el eco del nombre del titán es inconfundible. Así, el océano Atlántico y la isla Atlántida comparten una raíz lingüística: un tributo a Atlas que conecta literalmente el mundo de la geografía con el mundo del mito 4.
Etimología de Atlántico y Atlántida#
El parentesco de estos nombres es evidente en su etimología. El adjetivo Atlanticus en latín (del griego Atlantikós) significa “perteneciente a Atlas” 2. Entró en el inglés entre los siglos XIV y XV para describir el océano al oeste de Europa y África. Por su parte, Atlantis procede del griego Atlantís nēsos, “isla de Atlas” 9. Es notable que la terminación -is en griego puede denotar un patronímico o pertenencia, con el sentido efectivo de “de Atlas”; de ahí que una traducción de Atlantis sea “hija de Atlas” [^oai1] (pues la isla fue figuradamente engendrada por Atlas). Ambas palabras invocan el nombre de Atlas en sentido posesivo.
Fuentes antiguas más allá de Platón también vincularon a Atlas con este océano. El historiador griego Heródoto, en el siglo V a. C., menciona a los Atlantes como un pueblo cercano a la cordillera del Atlas y se refiere al “mar de Atlántida”. Más tarde, el geógrafo Estrabón empleó “Atlántico” para el océano exterior. En la Era de los Descubrimientos, “océano Atlántico” se volvió estándar en los mapas, consagrando de forma permanente el nombre del titán en nuestro mapamundi. La figura de Atlas en sí misma se volvió icónica: los cartógrafos renacentistas colocaban su imagen en las portadas de las colecciones de mapas (de ahí el término “atlas” para designar colecciones cartográficas). En esencia, Atlas sostiene no solo el cielo, sino nuestra propia concepción de las aguas del mundo y de las tierras perdidas.
Atlántida: leyenda, alegoría y resurgimiento esotérico#
La historia de la Atlántida nos llega de Platón, quien la utilizó como una alegoría filosófica de un poderoso imperio destruido por su arrogancia 9 10. En Timeo y Critias, la Atlántida se describe como una poderosa nación insular “más allá de las Columnas de Heracles” (Gibraltar) en el verdadero océano (el Atlántico), mayor que Libia (norte de África) y Asia Menor juntas 11 12. Los atlantes del relato platónico se enriquecieron y alcanzaron un alto grado de desarrollo tecnológico, pero también se volvieron moralmente corruptos. Cuando intentaron conquistar Atenas y el Mediterráneo oriental, los dioses castigaron su hybris: la Atlántida fue tragada por el mar en un solo día de cataclismos 13 14. Platón señala que desde entonces el Atlántico en esa zona era innavegable, obstruido por bancos de fango procedentes de la isla hundida 15. Es dudoso que Platón creyera en la historicidad de todo esto; la opinión antigua estaba dividida. Algunos comentaristas tempranos como Crantor aceptaron la Atlántida como un hecho, pero abundaban los escépticos: se dice que Aristóteles bromeó que Platón “conjuró [la Atlántida] de la nada, solo para destruirla”16 17.
El mito perdurable: un mapa del siglo XVII de la Atlántida en el Atlántico. Tras la Antigüedad, la Atlántida permaneció en gran medida adormecida en la imaginación europea hasta el Renacimiento. La era de los descubrimientos, que reveló nuevos mundos al otro lado del océano, reavivó el interés por la fábula de Platón. Pensadores especularon que la Atlántida podría haber sido un lugar real, quizá una civilización avanzada que precedió a Egipto y Grecia. En 1665, el erudito jesuita Athanasius Kircher publicó un célebre mapa de la Atlantis en el Atlántico (orientado con el sur en la parte superior), etiquetándola como insula Atlantis y subtitulándola como “la ubicación de la Atlántida, una isla sumergida hace mucho tiempo en el océano, según la tradición egipcia y la descripción de Platón” 18. Kircher situó la Atlántida entre Europa/África y las Américas, aproximadamente donde se encuentra la dorsal mesoatlántica, una pista para las generaciones posteriores que buscarían restos en el fondo oceánico. De manera similar, la novela utópica Nueva Atlántida (1627) del estadista inglés Francis Bacon imaginó una sociedad sabia en una isla remota, reflejando cómo el ideal atlante de una civilización ilustrada perdida se había convertido en un meme cultural en la Europa de la temprana modernidad.
Fue en el siglo XIX cuando la Atlántida resurgió verdaderamente en la conciencia popular. El político de Minnesota Ignatius L. Donnelly encendió este resurgimiento con su libro de 1882 Atlantis: The Antediluvian World, que sostenía audazmente que la Atlántida de Platón fue real y fue la civilización madre que difundió tecnología y cultura por el antiguo Egipto, Mesopotamia, las Américas, etc. 19. La obra de Donnelly, aunque plagada de saltos especulativos, capturó la imaginación de la era victoriana e influyó en una oleada de escritos ocultistas y seudocientíficos. Poco después, Helena P. Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica, incorporó la Atlántida a su cosmología esotérica. En La Doctrina Secreta (1888), Blavatsky afirmó que los atlantes fueron una “raza raíz” espiritualmente dotada que floreció hace un millón de años, pero fue destruida por el mal uso de poderes psíquicos 20. Tales nociones, aunque totalmente heterodoxas, se difundieron ampliamente en los círculos ocultistas. Los teósofos y sus sucesores trataron la Atlántida como una cuna perdida de sabiduría mística: una antigua Edad de Oro o incluso la fuente de civilizaciones posteriores (en marcado contraste con el relato aleccionador de decadencia de Platón) 21 22.
Místicos y teóricos marginales del siglo XX siguieron mirando hacia el oeste en busca de la Atlántida. Edgar Cayce, el “Profeta Durmiente” de la década de 1930, afirmó célebremente en lecturas en trance que la Atlántida volvería a surgir y que yacían ruinas cerca de Bimini, en las Bahamas. Otros vincularon la Atlántida con todo, desde la leyenda de una cultura global prehistórica avanzada hasta teorías sobre influencia extraterrestre. Aunque la ciencia convencional no encuentra ninguna evidencia de un continente hundido en el Atlántico, la leyenda se niega a morir. Sigue viva en novelas, películas y filosofía New Age como sinónimo de cualquier tierra iluminada perdida. Para una exploración más profunda de cómo persisten y evolucionan tales mitos a lo largo del tiempo, véase nuestro artículo sobre La longevidad de los mitos.
Simbolismo místico y atractivo perdurable#
Más allá de las búsquedas literales, la Atlántida perdura como símbolo, especialmente en el misticismo occidental y la literatura. Para los pensadores esotéricos, el relato hace eco de mitos de diluvios más antiguos y de la idea de edades cíclicas de la humanidad. El sacerdote egipcio de Platón en Timeo habló de múltiples destrucciones de la humanidad y de altas culturas antiguas perdidas en el tiempo 23 24. Bajo esta luz, la Atlántida se convierte en una metáfora poética de una época olvidada de la historia humana, quizá reflejando recuerdos reales del aumento del nivel del mar tras la Edad de Hielo o simplemente nuestra nostalgia colectiva por un paraíso perdido. Las tradiciones ocultas suelen presentar la Atlántida como una idealizada Edad Atlante, que representa las posibilidades (y peligros) humanos a gran escala.
De manera crucial, la Atlántida también funciona como una lección moral a través de las épocas: el orgullo precede a la caída. El nombre de la Atlántida se ha invocado en tiempos de agitación; por ejemplo, algunos escritores de principios del siglo XX trazaron paralelos entre la Atlántida y la tierra sumergida de Lemuria, o advirtieron que las civilizaciones modernas podrían enfrentar su propio destino atlante mediante la guerra nuclear o el colapso ambiental. Incluso hoy, con el cambio climático amenazando con sumergir islas y costas, la otrora “ficticia” catástrofe de Platón se siente inquietantemente relevante 25. En el pensamiento ocultista y New Age, la caída de la Atlántida se interpreta a veces como karma o como una transición hacia un nuevo ciclo espiritual, reforzando el tema de la destrucción y el renacimiento.
Desde la academia de Platón hasta los geógrafos árabes medievales, desde los humanistas del Renacimiento hasta los soñadores contemporáneos, el nombre del océano Atlántico nunca ha sido solo un término geográfico. Es un recordatorio silencioso del mito de Atlas, un titán que soporta el peso del cielo, y de la Atlántida, la espectacular idea de un mundo que surgió y cayó antes que el nuestro. El Atlántico, con el vaivén de sus inmensas mareas, no oculta bajo sus olas ningún imperio perdido conocido, pero su propio nombre mantiene viva la enigmática herencia de la Atlántida. En ese sentido, todo mapa del Atlántico es también un mapa de una idea: que en algún lugar, más allá del horizonte de la historia, un misterio ancestral sigue durmiendo bajo el mar.
FAQ#
P1. ¿Por qué el océano Atlántico y la Atlántida tienen nombres tan similares?
R. Porque ambos nombres proceden de la misma fuente en el mito griego: el titán Atlas. Los antiguos griegos llamaron al océano occidental Atlántico (“de Atlas”) 2, y Platón, a su vez, llamó a la isla legendaria Atlántida (“isla de Atlas”) en honor a su primer rey, Atlas 1.
P2. ¿Quién fue Atlas en la mitología y cuál es su relación con la Atlántida?
R. Atlas fue un titán condenado a sostener el cielo en la mitología griega, símbolo de resistencia. Dio su nombre a las montañas del Atlas en África y, por tanto, al océano Atlántico adyacente 2. En el relato de Platón, un rey llamado Atlas (hijo de Poseidón) gobernó la isla de la Atlántida, que fue nombrada en su honor 1.
P3. ¿Quiso Platón que la Atlántida fuera un lugar real o una leyenda?
R. Platón presentó la Atlántida como una alegoría moral más que como una historia concreta 9 10. El relato ilustra la caída de un imperio orgulloso, probablemente para transmitir ideas filosóficas (por ejemplo, el triunfo de una Atenas idealizada). Los lectores antiguos ya debatían su realidad, y Aristóteles bromeó que Platón inventó la Atlántida solo para destruirla 17.
P4. ¿Cómo se transformó la Atlántida en una leyenda ocultista y New Age?
R. Tras permanecer inactiva durante siglos, el mito de la Atlántida fue reavivado en el siglo XIX por obras como Atlantis: The Antediluvian World (1882) de Ignatius Donnelly 7. Esto inspiró a escritores teosóficos como Madame Blavatsky a presentar la Atlántida como una cuna perdida de civilización mística 20. Los pensadores New Age del siglo XX continuaron esta tendencia, tratando la Atlántida como fuente de sabiduría antigua y poder psíquico, muy por encima del relato original de Platón.
P5. ¿Existe alguna evidencia de que la Atlántida haya existido realmente?
R. No se ha encontrado jamás evidencia científica que confirme la existencia de la Atlántida como civilización histórica. Los estudiosos consideran la Atlántida una leyenda inventada (o al menos embellecida) por Platón 9 10. Se han propuesto diversos lugares (desde Santorini hasta el fondo del Atlántico) como posibles ubicaciones de la Atlántida, pero ninguno ha aportado pruebas. La fascinación perdurable por la Atlántida habla más de su poder simbólico que de la historia factual.
FAQ#
P 1. ¿Por qué el océano Atlántico y la Atlántida tienen nombres tan similares?
R. Ambos derivan del titán griego Atlas; los antiguos griegos llamaron al Atlántico el “Mar de Atlas” (Atlantikôi pelágei), y Platón nombró su isla ficticia “Atlántida” (isla de Atlas) en sus diálogos.
P 2. ¿Quiso Platón que la Atlántida fuera un lugar real?
R. La mayoría de los especialistas creen que Platón concibió la Atlántida como una alegoría filosófica sobre la hybris y el Estado ideal, no como un relato histórico, aunque los vívidos detalles de la historia han inspirado siglos de especulación sobre su posible realidad.
P 3. ¿Cómo interpretaron los eruditos renacentistas la leyenda de la Atlántida?
R. Pensadores renacentistas como Athanasius Kircher situaron la Atlántida en mapas del océano Atlántico, mientras que Francis Bacon la utilizó como inspiración para su utopía Nueva Atlántida, vinculando la leyenda con las recién descubiertas Américas.
P 4. ¿Qué papel desempeña la Atlántida en las tradiciones ocultistas y místicas modernas?
R. Los místicos occidentales suelen ver la Atlántida como una cuna perdida de sabiduría antigua o de civilización avanzada; teósofos como Helena Blavatsky la incorporaron a teorías sobre razas raíz y evolución espiritual.
P 5. ¿Existe alguna evidencia arqueológica de la Atlántida?
R. Nunca se ha hallado evidencia arqueológica creíble de la Atlántida tal como la describe Platón, aunque algunas teorías intentan vincularla con sitios antiguos reales como Santorini u otras ubicaciones mediterráneas.
Notas al pie#
Fuentes#
- Platón. Timeo y Critias (360 a. C.). En Benjamin Jowett, trad., Dialogues of Plato. Oxford University Press, 1892. http://classics.mit.edu/Plato/critias.html (consultado en julio de 2025).
- Harper, Douglas (ed.). “Atlantic (adj.)” y “Atlantis.” Online Etymology Dictionary. Consultado el 13 de julio de 2025. https://www.etymonline.com/word/Atlantic, https://www.etymonline.com/word/Atlantis
- History.com Editors. “Atlantis.” History.com – Mysteries & Folklore, actualizado el 28 de mayo de 2025. https://history.com/articles/atlantis
- Smoley, Richard. “Atlantis Then and Now.” Quest 107.4 (otoño de 2019): 22–26. Theosophical Society in America. https://www.theosophical.org/publications/quest-magazine/atlantis-then-and-now
- Donnelly, Ignatius. Atlantis: The Antediluvian World. Nueva York: Harper & Brothers, 1882. https://www.gutenberg.org/ebooks/4032
- Montemurro, Megan. “Where Did Our Ocean Names Come From?” Ocean Conservancy (blog), 13 de enero de 2022. https://oceanconservancy.org/blog/2022/01/13/ocean-names/
- Blavatsky, H. P. The Secret Doctrine, vol. II. Londres: Theosophical Publishing, 1888. (Historia oculta de la Atlántida como cuarta raza raíz perdida).
- Kircher, Athanasius. Mundus Subterraneus. Ámsterdam: Janssonius, 1665. (Incluye un mapa especulativo de la Atlántida en el océano Atlántico basado en el relato de Platón.)